De acuerdo a los datos, los indígenas ocuparon el Parque Nacional el pasado 12 de junio. Fue denunciado en la Subcomisaría 037 de Toro Cuá, según acta número 05/2020, sobre invasión del parque y tala de árboles, sindicándose como supuestos autores del hecho a familias de nativos.
Para verificar el hecho se constituyó el viernes pasado una comitiva del Mades que ingresó al área boscosa. Tras encontrar a los nativos, fueron recibidos por el cacique de nombre Gabino Martínez Giménez, con quien se inició el dialogo, se le explicó la situación en que se encuentran, las condiciones del inmueble que están ocupando y de la prohibición de talar árboles en el sitio.
Al culminar la reunión, se llegó a un acuerdo amistoso, no se registró resistencia ni incidentes, según se reporta en el informe oficial de la Policía Nacional, que acompañó el procedimiento, del cual se labró acta, donde consta el compromiso de que serán reubicados en otro sitio.
La comitiva del Mades estaba conformada por Juan Carlos Aranda, jefe de Operaciones, Rafael Sosa, director de Área Silvestre Protegida, Andrés Noguera, director de Recursos Humanos, José Insaurralde, encargado del Parque Ñacunday. Además, de un funcionario identificado como Francisco Vigo.
AREA PROTEGIDA. En el 2014, el presidente Horacio Cartes, sancionó la ley 5156 que convierte en área silvestre protegida bajo dominio público al área de reserva para el Parque Nacional Ñacunday, dentro de una superficie de 2.000 hectáreas. Actualmente está bajo la administración del Mades.
El parque fue creado por decreto el 20 de agosto de 1975, con una extensión de 1.000 hectáreas incluyendo el salto. Posteriormente, la extensión se amplió a 2.000 hectáreas con el decreto 16146 del 18 de enero de 1993.
La zona ganó fama por el grave conflicto de tierra instalado años atrás con la presencia de carperos, que reclamaron la existencia de tierras fiscales, conflicto que terminó tras la destitución del presidente Fernando Lugo en el 2012.
RIQUEZA NATURAL. El parque esconde unas de las caídas de aguas más bellas del país. Se trata del Salto del Ñacunday, unas de las riquezas naturales que tiene el Departamento del Alto Paraná. La falta de camino de todo tiempo, es una de las principales dificultades para su explotación turística.
El Salto del Ñacunday tiene estimativamente 40 metros de altura y 70 metros de ancho. Está rodeado de una fauna silvestre protegida conformada por una variedad de especies de aves, roedores y reptiles.
También, monos, venados, coatí, zorro entre otros. El Ñacunday, es el ave considerado emblemático de la región, de allí el nombre, de la ciudad, del río y la caída.