El niño Lucio Dupuy fue abusado sexualmente y falleció a golpes el 26 de noviembre de 2021 en la ciudad pampeana de Santa Rosa, donde residían su madre, Magdalena Espósito Valenti, de 25 años, y su pareja, Abigail Páez, de 28 años.
La madre, Espósito Valenti, fue declarada culpable de “homicidio triplemente calificado” por el vínculo, la alevosía y el ensañamiento contra el niño, pero fue absuelta de abuso sexual, según el veredicto que dio a conocer el tribunal compuesto por los jueces Alejandra Ongaro, Andrés Olié y Daniel Sáez Zamora.
Páez fue declarada culpable de “homicidio doblemente calificado” por alevosía y ensañamiento y por el delito de “abuso sexual por acceso carnal por vía anal ejecutado con objeto fálico” agravado porque se trataba de la guardadora y por ser cometido a un menor, aprovechando la convivencia.
En la audiencia no estuvieron las acusadas, que están detenidas en la provincia vecina de San Luis, ni sus asesores públicos.
El fiscal general de Santa Rosa, Máximo Paulucci, declaró a los medios que “la sensación es positiva” porque el veredicto, “en gran medida, es la expectativa” que tenía la Fiscalía.
“Estamos relativamente conformes”, dijo el abogado querellante, José María Aguerrido, pese a que el tribunal descartó su planteo de “crimen de odio” por razones de género. Aguerrido espera que la sentencia, que se difundirá en otra audiencia, sea prisión perpetua.
La madre del niño declaró que, en la mañana del homicidio, dejó a su hijo con vida, al cuidado de su novia, la cual reconoció que golpeó al niño, que perdió el conocimiento, trató de reanimarlo, y lo llevó a una sala médica y desde allí al hospital que lo dio por muerto.
La familia del niño reclama que ambas cumplan condena en forma separada porque son pareja.
La crueldad del caso conmociona a Argentina, y el hecho de que distintas instituciones fallaran en detectar la violencia que sufría el niño. Una jueza había quitado la tenencia del menor a la familia paterna y se la otorgó a la madre.
El padre del niño, Christian Dupuy, presente en la sala, abrazó a sus familiares con lágrimas en sus ojos tras escuchar el veredicto.