19 mar. 2024

Sun Tzu y un nuevo estudio del presupuesto

Iván Lisboa – ilisboa@uhora.com.py

En uno de los pasajes, su libro sobre tácticas y estrategias militares publicado hace unos 2.500 años, El arte de la guerra, Sun Tzu sostenía que en medio del caos también existe la oportunidad.

El general de la antigua China se refería a que en medio del fracaso y de los errores hay mucho más para aprender que para perder. El camino al éxito o a la victoria final no se consigue solamente triunfando a cada paso que se da, sino que también se puede adquirir conocimiento y experiencia a partir de las caídas propias o ajenas.

Esta enseñanza fue utilizada por grandes líderes políticos, militares, financieros y hasta deportivos para dejar una huella en la historia y hasta ahora es considerada como una de las obras más inspiradoras por altos referentes de la sociedad.

La estructura del Presupuesto General de la Nación (PGN) es actualmente un caos y el estudio del plan de gastos en el Congreso se convierte habitualmente más en un campo de batalla que en un territorio de debate racional.

En este contexto, la Comisión Bicameral de Presupuesto del Legislativo inicia hoy las sesiones informativas sobre el PGN para el 2020, en medio de un escenario de crisis económica y de sensible baja en las recaudaciones tributarias.

Pero este caos puede ser aprovechado para hacer esos cambios o correcciones que no se pudieron hacer a lo largo de los años, por más simples que sean.

Una primera cuestión por la que se puede empezar es el respeto a la configuración hecha por los técnicos del Ministerio de Hacienda. Si bien en los últimos años el Parlamento no ha bastardeado la estimación de ingresos del Fisco, sí ha abusado de las reprogramaciones o los redireccionamientos de gastos no rígidos a rígidos, según los criterios –muchas veces poco claros– de los oportunistas legisladores.

Esto no implica otra cosa que un solapado despojo de recursos a los programas de inversión o a los gastos sociales, ya que los gastos rígidos no pueden ser disminuidos en los años posteriores por tratarse principalmente de sueldos y otros beneficios salariales para el ya gigantesco aparato estatal.

El estudio del plan de gastos, en tal sentido, trae consigo una alerta este año: las elecciones municipales.

Los comicios para intendencias y concejalías en todo el país son siempre un semáforo en color amarillo, ya que mantener las estructuras en los municipios no solo depende de la voluntad de la gente en las urnas el día de las elecciones, sino de hasta cuánto pueden aguantar los contribuyentes con sus impuestos el crecimiento del plantel de funcionarios. Y ojo, no hablamos solo del plantel comunal.

Los pedidos de aumento presupuestario, como cada año, seguramente lloverán en las próximas semanas, por lo que es vital que el Congreso actúe como un paraguas para frenar el incremento desmedido de los gastos. La incertidumbre sobre un crecimiento económico y un repunte en los ingresos fiscales para el año que viene no son precisamente un estímulo para inflar el presupuesto público o para desviarlo de sus objetivos.

Por esto es también fundamental que en el escenario parlamentario sean respetadas las prioridades del Estado para el próximo año. Un país que ha estado desde hace décadas en deuda con la salud, la educación y la seguridad no puede darse el lujo de seguir desplomándose. Al fin y al cabo, un país que no garantiza a los ciudadanos el acceso a sus derechos fundamentales es un país sin calidad de vida.

La Ley de Presupuesto es la legislación más importante que se discute cada año en el Congreso. De cómo sale esta normativa del recinto parlamentario, va a depender el funcionamiento del Estado el próximo año. Si bien es cierto que las grandes transformaciones no pueden realizarse en un solo año o a través de una sola normativa, este momento de caos es oportuno para empezar a dar señales positivas a la gente.

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