28 may. 2025

Subcutáneos y el sexo seguro pro macho alfa

Carolina Cuenca

Es preocupante la ligereza e irresponsabilidad con la que el Ministerio de Salud anuncia la ampliación de los implantes de anticonceptivos subdérmicos para todas las adolescentes de entre 14 y 19 años. Por supuesto, la plata saldrá del Estado que entra así en el circuito comercial de una de las industrias multinacionales más exitosas en cuanto a generación de ganancias, como compradores y consumidores fijos. La que carga con todo el peso es como siempre solo la mujer y, en este caso, adolescente.

Hasta la empresa especializada Planned Parenhood en su web aclara que este implante no protege contra las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y agrega que “por suerte”, usar condón en cada relación sexual con implantadas reduce las probabilidades de contraer o contagiar ETS. Ahí ya tenemos el combo del negocio anticonceptivo internacional: hormonización desde la adolescencia por años para las chicas y uso del condón para los chicos. Paga toda la diversión papá Estado con plata de los contribuyentes.

A la postre saltan de nuevo las falencias de los reduccionismos de la visión meramente genitalista de la sexualidad que se llena la boca con eso del “sexo seguro”, generando el efecto de “compensación de riesgo” en las adolescentes que, por creerse “protegidas” del embarazo se entregan más fácilmente a las relaciones sexuales promiscuas y aumentan los contagios de ETS, eso sin contar con los efectos colaterales del uso prolongado de los anticonceptivos en su salud. Atención, el subdérmico no previene y el condón es poco eficaz ante el papiloma y este es el causante del cáncer de cuello uterino en la mujer, cuya prevención también tiene millones dólares invertidos por el papá Estado. ¡Y suman los capitales para los proveedores internacionales del “sexo seguro”!

En España las jóvenes han dejado en masa de usar los métodos anticonceptivos hormonales por considerarlos poco saludables, cargosos y poco equitativos en relación con los varones que se desentienden así de las consecuencias de sus actos. Mientras tanto aquí, la información para las jóvenes usuarias no es completa ni objetiva, lo cual atenta contra su derecho al consentimiento informado. Ni hablemos del rol de la familia, tan renombrada en los discursos como base de la sociedad, pero que en este tema queda aislada y separada de sus miembros más frágiles porque “basta con el consentimiento de la nena” para que papá Estado y sus proveedores pongan en marcha la hormonización por años.

Tanto se habla de la necesidad de la educación sexual integral, se evoca en el discurso a la familia para el acompañamiento de los jóvenes, pero al mismo tiempo, se arma todo un esquema político y cultural que expulsa a los padres de la vida de sus hijas, y omite las otras dimensiones de la persona que están en juego cuando hablamos de sexualidad.

Por si acaso, alguna persona de bien todavía tenga en cuenta la razón, la salud, la ética y el sentido común al hacer política y quiere investigar antes de aplicar semejantes políticas estatales, recordemos que: 1. Los implantes subcutáneos o subdérmicos no solo son anticonceptivos, sino también son potencialmente abortivos, ya que actúa sobre el endometrio reprimiendo o atrofiándolo, impidiendo la anidación del niño por nacer en sus primeros estadios de desarrollo y esto es un acto inmoral en el que el Estado toma un rol abusivo e insensato. 2. Los dispositivos subdérmicos tienen además varios efectos colaterales negativos, como el sangrado anormal, hipertensión, aumento de peso, formación de quistes ováricos, pérdida del cabello, labilidad emocional, dolor abdominal, entre otros. 3. La implantación masiva en adolescentes no asegura una educación sexual integral de nuestros adolescentes, respetuosa de su libertad y rica en valores humanos, la cual debe involucrar efectivamente a la familia, si pretende ser efectiva e integral.

Al final, los macho alfa agradecidos y las enfermedades de trasmisión sexual en alza. ¡Qué fracaso!