La agricultura arrastra variaciones negativas en el producto interno bruto debido a la reducción de sus volúmenes respecto a la superzafra del ciclo 2019-2020. Sin embargo, los ingresos históricos del sector influyeron en toda la cadena que se mueve detrás.
Este fenómeno se extendió a otros rubros como el maíz, que a pesar de la mala calidad por la falta de humedad y las posteriores heladas tuvo un precio superior al grano de primera del año pasado.
El ex ministro de Hacienda Manuel Ferreira explicó que mediante los buenos precios los productores pudieron adelantar el cumplimiento de sus compromisos financieros, comportamiento que además se refleja en una menor deuda respecto a años anteriores. De acuerdo con el Banco Central del Paraguay los créditos en moneda nacional para la agricultura ascienden a G. 2,2 billones hasta octubre, inferior a los G. 2,3 billones registrados en el mismo periodo del 2020.
A esta ventaja se suma la posibilidad de realizar inversiones en compra de maquinarias luego de un par de años sin haberlo hecho. Asimismo, hubo mayor movimiento comercial y contratación de servicios generales en los campos, en los talleres, así como un incremento en la compra de combustibles y de otros productos vinculados a la cadena. “Cuando mirás el sector agropecuario en general es un sector que te mueve alrededor de un 35% de la economía del país y eso obviamente impacta en varios sectores”, precisó el economista.
Pero uno de los puntos más importantes que rescató Ferreira es el ahorro que el sector podrá tener para cuando llegue el impacto económico de la sequía. “La gente pudo ahorrar este año y eso ha sido positivo, porque estás entrando a un mal año, pero con plata en el banco”, manifestó.
Oportunidades. Como en la Región Oriental prácticamente ya no hay posibilidades de aumentar el área de siembra, los nuevos proyectos se van desarrollando en el Chaco, donde Manuel Ferreira ve un gran potencial si se sigue trabajando en las tecnologías necesarias para la agricultura en esta zona.
