Guillermo Areco
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Cerro Porteño extiende su racha victoriosa en el Apertura. En su Nueva Olla venció a un combativo River por 3-1 para llegar al clásico con 3 triunfos al hilo.
El Azulgrana asumió el rol de protagonista de arranque. Con extremos punzantes, fue acorralando al Kelito, que sufrió ante la ausencia de ideas para cortar el circuito del local.
Carrizo y Novick con libreto conocido fueron los más desequilibrantes y con el control total, Cerro fue soltando hombres.
Topo Cáceres pisó con fuerza en campo rival al igual que Candia, los encargados de enfatizar el asedio con bombardeos aéreos como variante en ofensiva, ante una defensa visitante, que en cada embate crecía en sufrimiento.
La monotonía del Ciclón desembocó en el bautismo goleador de Larrivey, que hizo gala de mucha jerarquía en la definición.
Tras el golpe, River varió de esquema, arriesgando más en ataque, adelantó los extremos y con dos hombres fijos de área pobló campo enemigo en cada avance, creciendo en su juego, para equilibrar en situaciones de gol, ante un rival que mermó en intensidad.
GOLPE CERTERO. River continuó con la ambición con la que cerró el primer tiempo. Con alta presión no permitió que Cerro salga de manera limpia, con una apuesta dinámica con cambio de ritmo.
A pesar de tener el protagonismo, la jerarquía de la zona media azulgrana fue determinante para ampliar la ventaja. A la precisión de Novick se sumó la movilidad y buena ubicación del Topo para cerrar el compromiso, en acción aislada con lo que reflejaba el trámite.
Las variantes dieron frescura a una lucha que por momentos fue pareja, pero en donde la calidad a favor de los hombres del Ciclón marcó la diferencia.
En la antesala al clásico, el Ciclón basó su propuesta con hombres de características defensivas en última línea, armando línea de tres al momento de soltar uno de los carriles.
En el medio a los extremos fijos se sumaron en relevo los volantes de recuperación, con Topo Cáceres con más vocación ofensiva.
Por su parte, River, temeroso de entrada, al momento de retomar el estilo frontal emparejó en fuerza, siendo una de sus principales falencias la falta de contundencia.