En su mayoría, los futbolistas afirman que el balón tiene que volver a rodar en un plazo no mayor, siempre apelando al cuidado y la cautela en el cumplimiento de los protocolos establecidos por el Gobierno.
Jorge Mendoza, el experimentado mediocampista en la actualidad en filas del equipo de Guaireña, señaló: “Espero se encuentre la manera para poder disputar el torneo en el menor plazo posible. Tenemos un grupo de WhatsApp y eso lo debatimos, queremos volver. De continuar así nuestros salarios seguirán diezmados y tenemos familia que mantener”, señaló y añadió además que “ya demostramos los paraguayos que sabemos cuidarnos del virus y continuaríamos con la misma organización. No quiero ser pesimista, pero si seguimos encerrados en casa, ¿quién se beneficia? O la idea es seguir pagando a medias y tener a los jugadores en zozobra”, sostuvo Mendoza.
Por otra parte, el capitán y portavoz del equipo de Luqueño, Aldo Quiñónez, manifestó que la vuelta del fútbol sería como ver la luz más allá de las lontananzas, significaría la vuelta de lo más preciado para el futbolista: Entrenamiento y competición, así también la posibilidad de revelar el futuro incierto que encierra al Auriazul, con relación al problema dirigencial ante las renuncias masivas. Señaló además que significaría la estabilidad administrativa y así gestionar cobros de competencia internacional, jugadores transferidos y también los sponsor. De esa manera se regularizaría y estabilizaría económicamente la plantilla del alicaído Luqueño.
Antonio Bareiro, el volante de Libertad, aportó que ni bien las prácticas vuelvan se acogerían a las reglas y mencionó que “si comenzamos a entrenar va a ser en grupos, de a cinco jugadores, de a poco, así nos adelantaron. El club, por su parte, nos facilitó los artefactos para entrenar, así también la interacción virtual con el PF. Pero en realidad no es lo mismo”, señaló Bareiro.