20 abr. 2024

Sigamos siendo positivos

Luis Carlos Irala

Hoy día, aunque parezca contradictorio, ser positivo es muy negativo. Todo ello a causa del Covid-19 que se instaló a nivel mundial, y en el país hizo su aparición oficialmente en los primeros días de marzo. Nadie desea dar positivo al test del coronavirus y cada quien toma las precauciones para evitar ser contagiado o, por lo menos, para minimizar sus efectos en la salud.

Pero lo peligroso aquí no es tanto dar positivo al test del Covid-19, pues un alto porcentaje de los que contrajeron la enfermedad son asintomáticos; otros sufren solo algunas molestias a las que habitualmente están acostumbrados. Así también un grupo requiere de internación, otros van a terapia y una última parte es afectada letalmente por la enfermedad.

El peligro es el negativismo que se va apoderando de la población. Esa decepción o desánimo, la falta de esperanza de que la situación pueda mejorar, que es factible enfrentar al virus y recuperarse con los cuidados médicos adecuados.

A seis meses de la declaración de la pandemia en el país, un elevado porcentaje de la población ya perdió la esperanza de que vendrán mejores tiempos, que la enfermedad retrocederá, que mejorará la situación de la economía familiar y del país.

En seis meses el desencanto se apoderó de muchas familias que perdieron trabajos, negocios y hasta a sus seres queridos.

La desorientación y la fatiga de la ciudadanía va en aumento ante anuncios de que las vacunas que se están desarrollando tardarán un poco más en ser totalmente aprobadas. Pese a que todavía no hay una dosis totalmente aprobada, ya surgen los detractores de las vacunas que difunden los factores adversos que podría generar la inmunización.

Todas estas situación nos llevan a un estado de incertidumbre, pareciera ser que todos los caminos se cierran, que estamos acorralados y que los héroes que defendieron a la humanidad en tiempos críticos son solo fábulas fantasiosas.

A la situación de la pandemia se sumó en los últimos días la inseguridad tanto en el campo como en la ciudad. Tampoco se puede ignorar la sequía que golpea la producción ganadera y puede retrasar los cultivos de la zafra 20/21.

Las autoridades ya nos hablan de una situación de guerra, que la situación ya llegó a un punto límite. La sombra del negativismo parece que se apoderó del país y de gran parte de la humanidad. Este es el momento en que urgentemente necesitamos una dosis de positivismo.

Si bien hoy día nadie quiere ser positivo, por la pandemia, urge tomar una postura positiva para hacer frente a los desafíos que cada día se nos presentan.

Con una actitud negativa difícilmente podremos llegar a buen puerto y lo más probable es que sumemos dificultades antes que encontrar solución a los problemas.

Necesitamos fijar la mirada un poco más a futuro, un tiempo en que la situación se tornará más favorable, se podrán reencauzar las actividades e ir normalizando la vida de las familias y de la población toda.

Las autoridades políticas y administrativas deberían hacer un mayor esfuerzo para dar señales positivas a la ciudadanía. De que existen realmente intenciones de hacer bien las cosas. Que esta pandemia nos está enseñando a actuar con más honestidad, con más patriotismo. Dar muestras claras a la ciudadanía de que en verdad se están usando bien los recursos financieros, que se hará lo que sea necesario para defender la salud de la población.

Es rescatable la determinación del gobernador del Alto Paraná de desparasitar a la población como una medida para fortalecer la inmunidad de los pobladores. También se pueden buscar otros productos farmacéuticos que levanten la fortaleza sanitaria de la gente, mejorar la inmunidad y así, aunque sean alcanzados por el virus, que sus efectos sean reducidos a un nivel mínimo.

El negativismo, el temor, el estrés solo bajan la defensa. Necesitamos ser positivos, pese al Covid-19.

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