17 jun. 2025

SI NO HAY CRISIS, LA INVENTAMOS

El nexo del Ejecutivo

federico franco 1

Es la crisis política más idiota del año. Pero allí está, ocupando enormes titulares de prensa, motivando extensas entrevistas radiales y reuniones urgentes de parlamentarios y ministros. Como nadie tiene nada que hacer y en el país casi no hay problemas que resolver, los políticos del Gobierno han decidido convertir una niñería en una cuestión nacional: ¿quién es el nexo del Ejecutivo con el Parlamento?

¿El vicepresidente Federico Franco o el ministro Rafael Filizzola? Vamos, anímese amable lector/a a sumergirse conmigo en este conflicto visceralmente paraguayo. El vyroreí también puede someterse al método científico. Veamos el caso.

Todo empieza cuando varios parlamentarios de la alianza opositora se quejan ante Lugo de que no tienen un buen relacionamiento con el Ejecutivo. Suponiendo que el reclamo sea cierto, habría un error inicial de Federico: su gestión ha dejado gente disconforme.

La solución del presidente fue nombrar a Filizzola como su nexo político ante el Congreso. Ahora el error es atribuible a Lugo, pues uno de los roles constitucionales del vicepresidente es justamente actuar de enlace entre los dos poderes. En otra parte del mundo estas cosas se arreglarían en reuniones discretas, pero en Paraguay se difunden en tono vocinglero. Federico hace público su enojo -en modo plagueo- y se lamenta de que siempre lo postergan, de que no le informan de las decisiones del Gobierno, de que no lo invitan a reuniones y que ahora, el colmo, lo ningunean ante el Parlamento. Tercer error, sus quejas permanentes no le favorecen ni a él ni al Gobierno. Y, por favor, frases del tipo “a lo mejor él hubiera querido que otro sea su vicepresidente...” son más propias de un adolescente contrariado que de un estadista.

Por supuesto que este desencuentro se trasladó inmediatamente al interior del PLRA, un partido que parece estar siempre dispuesto a priorizar, en cualquier circunstancia, su internismo caníbal. He ahí el cuarto error: el conflicto se agiganta, se llena de adjetivos y se transforma en una pelea argel entre Federico y Blas Llano. Interviene la parlamentaria Zulma Gómez, una suerte de Ña Deló liberal, quien ataca a Lugo de modo tan iracundo que hasta los colorados se ruborizan.

Sus argumentos son retrucados por los ministros liberales que se sienten muy cómodos en el Gobierno. La verdad es que son difíciles de entender: están en el poder y lo administran de modo histérico.

La polémica que los tiene ocupados raya lo estúpido: ¿debe el PLRA abandonar el Gobierno y oponerse a Lugo? ¡Tardaron sesenta años en llegar y se quieren ir antes de tres meses! Y después se enojan cuando se habla de su mítica falta de vocación de poder...

Seguro que adivina el quinto error: ellos -la alianza que nos gobierna- no tienen derecho a distraer la atención de la ciudadanía paraguaya en discusiones tan intrascendentes como esta. Son personas públicas que prometieron solucionar los problemas del país. Han pedido paciencia y la gente contiene a duras penas su ansiedad por ver cambios. Deberían esforzarse en producirlos y no enfrascarse en riñas insensatas.

Tienen la suerte de que la oposición colorada aún no se ha reagrupado y por eso no los ha comido vivos. Tienen que demostrar que son capaces de gobernar el país mejor que los colorados. Sería de mal gusto que por perder el tiempo en peleas -en las que nadie gana y todos pierden- nunca lo sepamos, porque duraron muy poco tiempo en el poder. Lo único bueno de estas rencillas inmaduras es que se olvidan apenas suceda algo más importante. Y esta fue una semana de esas en que no pasa nada.