28 mar. 2024

Sensación de impunidad queda ante la exigua pena para Bogado

Faltando escasos cinco meses para la prescripción de la causa, finalmente el senador colorado Víctor Bogado fue condenado por el Tribunal. El fallo, aunque halló culpables al legislador y a Gabriela Quintana, por cobro indebido de honorarios, los absolvió por estafa y estableció una pena mínima. Ninguno de los dos irá a la cárcel. El dictamen del Tribunal puede estar ajustado a derecho, pero la ciudadanía percibe el final de este juicio como un hecho más de impunidad. Esa sensación de impotencia ante los hechos de corrupción desgasta la confianza de los paraguayos en el Estado de Derecho. Es por ello que los mismos demandan la seguridad de vivir en un sistema democrático en el que la ley es igual para todos los paraguayos.

Seis años aguardamos los paraguayos para llegar al momento en que la Justicia juzgara uno de los más escandalosos casos de corrupción. Al final, después de seis años de chicanas judiciales, la condena deja un amargo sabor a impunidad.

El senador colorado Víctor Bogado fue condenado a un año de cárcel, después de ser hallado culpable de cobro indebido de honorarios, en el caso conocido como de la niñera de oro. Gabriela Quintana, la niñera de oro, fue sentenciada a un año y medio, mientras que el ex director de Gabinete del Diputados, Miguel Pérez, fue absuelto de todos los cargos.

El entonces diputado Víctor Bogado fue imputado en octubre de 2013, luego de que publicaciones periodísticas revelaran que Gabriela Quintana, quien aparecía en varios actos y situaciones como niñera de sus hijos, percibía salarios como funcionaria de la Cámara de Diputados y al mismo tiempo como funcionaria en la Itaipú Binacional. Luego de seis largos años en que el proceso estuvo paralizado por chicanas, fue elevado a juicio oral fijado este 2019.

Este es y será por siempre un caso emblemático, pues siempre quedará en el recuerdo de la ciudadanía aquella reacción que generó cuando los senadores evitaron el desafuero de Víctor Bogado, y luego huyeron de manera vergonzante, amparados en la oscuridad, por la avenida Costanera cuando esta aún no estaba concluida. Posteriormente y ante la presión se vieron obligados a rever su postura a causa de una gran movilización.

Los ciudadanos están hartos de la impunidad que campea en nuestras instituciones. Y el Poder Legislativo es quizá el que menos credibilidad goza en nuestro país. Porque no se trata solamente de este emblemático caso: recordemos que cuando se inició, Víctor Bogado era diputado, e incluso estando imputado por este caso del que ahora salió librado el político colorado logró ser nuevamente electo, esta vez como senador de la República.

Eso dice mucho de nuestro sistema y dice mucho también de nuestros dirigentes políticos. Porque es más que evidente que a nadie le importó el detalle de tener en una lista de candidatos a senadores a un dirigente imputado por cobro indebido de honorarios y estafa. De hecho que el periodo parlamentario 2013-2018 se inició con un total de 13, entre diputados y senadores, con problemas judiciales.

Los políticos no son buenos ejemplos para los ciudadanos, y lo peor es que cuando son procesados por la Justicia, ellos son los primeros en recurrir a maniobras para dilatar sus causas y lograr de esta manera que las mismas prescriban.

Sin lugar a dudas urge que la Justicia deje de ser tan permisiva, teniendo todas las herramientas legales para sancionar a los abogados por el uso abusivo del derecho con el mero fin de ralentizar los procesos. Como uno de los poderes del Estado, tiene también la obligación de dar a la ciudadanía al menos la sensación de que es una instancia creíble.

El caso Víctor Bogado desnudó demasiadas miserias de nuestros poderes, Legislativo y Judicial. Es hora de acabar con la impunidad de la clase política. Es hora de demostrar que vivimos en un sistema democrático en el que la ley es igual para todos los paraguayos, más allá de los cargos y el respaldo político.

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