29 jun. 2025

Señor, acrecienta mi amor por medio de este momento de oración

Hoy meditamos el Evangelio según San Juan. El Papa dijo: “Además del hambre físico, el hombre lleva en sí otro hambre, un hambre que no puede ser saciado con el alimento ordinario. Es hambre de vida, hambre de amor, hambre de eternidad. Y el signo del maná -como toda la experiencia del éxodo- contenía en sí esta dimensión: Era figura de un alimento que satisface esta profunda hambre que hay en el hombre. Jesús nos da este alimento, es más, es Él mismo el pan vivo que da la vida al mundo.

El amor del Señor por nosotros: Un amor grande que nos nutre de sí mismo; un amor gratuito, siempre a disposición de toda persona hambrienta y necesitada de regenerar las propias fuerzas. Vivir la experiencia de la fe significa dejarse alimentar por el Señor y construir la propia existencia no sobre los bienes materiales, sino sobre la realidad que no perece: Dones de Dios, su Palabra y Cuerpo.

“Jesús es el Pan de Vida de nuestras familias, Él quiere estar siempre presente alimentándonos con su amor, sosteniéndonos con su fe, ayudándonos a caminar con su esperanza, para que en todas las circunstancias podamos experimentar que es el verdadero Pan del cielo”.

Extractamos frases de San José María Escrivá: “Buscas la compañía de amigos que con su conversación y su afecto, con su trato, te hacen más llevadero el destierro de este mundo..., aunque los amigos a veces traicionan. -No me parece mal-. Pero... ¿cómo no frecuentas cada día con mayor intensidad la compañía, la conversación con el Gran Amigo, que nunca traiciona?

(Frases de https://es.catholic.net y https://odnmedia.s3.amazonaws.com).