03 jun. 2025

Sembrar la palabra de Dios con paciencia y mansedumbre

Hoy meditamos el Evangelio según San Mateo 13,24-43.

El papa Francisco, con relación a la lectura de hoy que nos podría ser de utilidad para el momento que vivimos, reflexionó:

”El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; conviértanse y crean en el Evangelio”; y explicó que con estas palabras Jesús “no quiere empujar a la gente a convertirse sembrando el miedo del juicio inminente de Dios o el sentimiento de culpa por el mal cometido”, sino al contrario, “trae la Buena Noticia de la salvación”:

El Maestro, que transmitió su victoria con el lenguaje de las parábolas, expresó “que el Reino de Dios es similar a un campo donde el buen trigo y la cizaña crecen juntos”.

Y en este sentido, el “peor error” sería, según Francisco, “querer intervenir inmediatamente erradicando del mundo lo que nos parece ser la cizaña”. Esto porque “no es por la violencia que el Reino se establece en el mundo”, sino que “su estilo de propagación es la mansedumbre”:

En sus parábolas, Jesús enseñó que el Reino de Dios crece y se propaga con paciencia y mansedumbre. Que a pesar de tener una apariencia humilde, como un grano de mostaza o un poco de levadura, lleva dentro una fuerza capaz de transformar los corazones y el mundo. Estas parábolas manifiestan también el misterio de Cristo, de su muerte y resurrección.

Él es como el grano de trigo que cae en tierra y muere para dar mucho fruto. Así, cuando decimos en el Padre nuestro “venga a nosotros tu Reino”, nuestro corazón se llena de luz con la esperanza de Cristo que viene a nuestro encuentro.

Por todo ello, concluyendo la catequesis el Romano Pontífice exhortó a sembrar estas palabras en medio “de nuestros pecados y fracasos”, a regalárselas a las personas “que han sido derrotadas y doblegadas por la vida, a las que han probado más el odio que el amor, a las que han vivido días inútiles sin entender nunca por qué”.

El Señor, que es la Sabiduría encarnada, hoy nos ayuda a comprender que el bien y el mal no se pueden identificar con territorios definidos o determinados grupos humanos: “Estos son los buenos, estos son los malos”. Él nos dice que la línea de frontera entre el bien y el mal pasa por el corazón de cada persona, pasa por el corazón de cada uno de nosotros, es decir: todos somos pecadores. Me gustaría preguntaros: “Quien no es pecador levante la mano”. ¡Nadie! Porque todos lo somos, todos somos pecadores. Jesucristo, con su muerte en la cruz y su resurrección, nos ha liberado de la esclavitud del pecado y nos da la gracia de caminar en una vida nueva; pero con el Bautismo nos ha dado también la Confesión, porque siempre necesitamos ser perdonados por nuestros pecados. Mirar siempre y solamente el mal que está fuera de nosotros, significa no querer reconocer el pecado que está también en nosotros.

Y luego Jesús nos enseña un modo diverso de mirar el campo del mundo, de observar la realidad. Estamos llamados a aprender los tiempos de Dios —que no son nuestros tiempos— y también la “mirada” de Dios: gracias al influjo benéfico de una trepidante espera, lo que era cizaña o parecía cizaña, puede convertirse en un producto bueno. Es la realidad de la conversión. ¡Es la perspectiva de la esperanza!...

Asimismo, cada domingo extractaremos algunas frases de la exhortación apostólica Gaudete Et Exsultate del papa Francisco sobre el llamado a la Santidad en el Mundo Actual, que nos pueda ser útiles en este momento de pruebas.

“Dos sutiles enemigos de la Santidad. En este marco, quiero llamar la atención acerca de dos falsificaciones de la santidad que podrían desviarnos del camino: el gnosticismo y el pelagianismo. Son dos herejías que surgieron en los primeros siglos cristianos, pero que siguen teniendo alarmante actualidad. Aun hoy los corazones de muchos cristianos, quizá sin darse cuenta, se dejan seducir por estas propuestas engañosas. En ellas se expresa un inmanentismo antropocéntrico disfrazado de verdad católica. [33] Veamos estas dos formas de seguridad doctrinal o disciplinaria que dan lugar «a un elitismo narcisista y autoritario, donde en lugar de evangelizar lo que se hace es analizar y clasificar a los demás, y en lugar de facilitar el acceso a la gracia se gastan las energías en controlar. En los dos casos, ni Jesucristo ni los demás interesan verdaderamente”.

(Frases extractadas de http://www.vatican.va/content/francesco/es/angelus/2017/documents/papa-francesco_angelus_20170723.html, https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2019-03/catequesis-papa-sembremos-palabra-dios-grano-mostaza.html y http://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20180319_gaudete-et-exsultate.html).