El martes se cumplen 1.000 días del secuestro del productor ganadero don Félix Urbieta, de Horqueta, Concepción, siendo el segundo plagio más extenso en la historia del país, ya que el primero es del suboficial de Policía Edelio Morínigo, quien ya lleva cinco años en poder del Ejercito del Pueblo Paraguayo (EPP).
Urbieta fue llevado por el grupo denominado Ejercito del Mariscal López (EML), liderado por Alejandro Ramos, quien dejó de comunicarse con los familiares de la víctima cuando estos ya habían informado que tenían reunida la suma solicitada por los captores, que eran 350 mil dólares.
Una de las hijas del ganadero, Liliana Urbieta, manifestó que desde enero del 2016 no se tiene ninguna noticia sobre la situación del secuestrado, desde la última prueba de vida que tienen.
“Nuestro día a día se torna muy difícil, ya que mi papá era el único hombre de la casa, ya que estamos mamá, dos hermanas y sus nietas, él era quien tenía la última palabra, quien tomaba las decisiones; nos quedamos prácticamente huérfanas”, reconoció Liliana Urbieta.
Según explicó la hija mayor, el 12 de octubre de este año se estarían cumpliendo tres años de la desaparición del ganadero de Belén, pero que el martes se cumplen exactamente 1.000 días de su plagio. De ahí en más, fueron siete cartas y cinco videos que llegaron a la familia como pruebas de vida.
“Desde octubre del 2016 hasta enero del 2017 fue el periodo donde el grupo que le tiene a mi papá nos ha enviado pruebas de vida, primeramente cada 15 días, luego ya fue apagándose”, dijo la hija del ganadero.
La mujer mencionó asimismo que lo último que se tuvo, y que fue la última prueba de vida, es el video que se divulgó a través de los medios de comunicación cuando se filtró, ya que la familia tenía totalmente prohibida su divulgación.
Se cree que por esta razón los miembros de Ejército del Mariscal López ya no volvieron a contactar con los allegados de la víctima.
La familia en varias ocasiones llamó a conferencia de prensa para informar que ya tenían la plata para la liberación de don Félix; sin embargo, ya no volvieron a comunicarse.
“Ya teníamos la plata, pero no hemos pagado nada; ellos habían pedido 300 mil dólares al principio, pero luego subió a 350 mil, ya que hemos tardado en el plazo. Por eso nos quiso cobrar lo que llaman un impuesto revolucionario, pese a que fuimos víctimas de varias extorsiones, de falsos miembros, pero que no caímos en el juego de ellos”, manifestó Liliana.
La hija de la víctima mencionó que su madre, la esposa de don Félix, quedó en la estancia donde se produjo el secuestro, esperando noticias buenas.
“Mamá es fuerte, ella no va a perder las esperanzas de buenas a primeras, también está sufriendo, como todos nosotros. Quedamos sin saber qué hacer”, dijo la mujer.
La familia sostiene que no pierde las esperanzas de volver a ver a quien era la cabeza de la casa y aún confían en las autoridades que se encuentran trabajando en la zona Norte.