16 may. 2025

Rocco Siffredi confiesa en Venecia su “cruz": su endiablada sexualidad a 360 grados

Venecia (Italia), 5 sep (EFE).- El actor porno Rocco Siffredi es el protagonista de un documental presentado hoy en la “Mostra” de Venecia en el que narra su “cruz": una sexualidad a 360 grados que le ha llevado a tener sexo con mujeres de todas las edades.

l actor italiano Rocco Siffredi posa durante el pase gráfico de "Rocco" en la 73 edición del Festival de cine de Venecia, Italia, hoy. EFE

l actor italiano Rocco Siffredi posa durante el pase gráfico de “Rocco” en la 73 edición del Festival de cine de Venecia, Italia, hoy. EFE

La cinta, titulada “Rocco” y dirigida por los franceses Thierry Damaiziere y Alban Teurlain, no compite en el certamen, sino que se expone como un -esperado y aplaudido- “evento especial” en la sección “Jornadas de los Autores”.

Consiste en un relato crudo, sin tapujos o escenas censuradas, que intercala una serie de entrevistas con el actor con imágenes de su día a día a través de las cuales se desvelan las bambalinas de la multimillonaria industria de la pornografía.

El documental arranca con un primer plano del pene de Siffredi, mientras de fondo se escucha una de sus reflexiones: “Mi sexualidad es mi demonio”.

El autor recuerda sus primeras experiencias sexuales, cuando sintió “un irrefrenable impulso en la entrepierna” a los 8 años, y, sobre todo, repasa los acontecimientos que han marcado su vida: la muerte de su hermano Claudio y la relación con su madre.

Al rememorar esta última, Rocco hace una confesión que ni siquiera su mujer conoce: el día del funeral de su madre volvió a sentir ese impulso sexual al abrazar a una mujer de 80 años amiga de su madre que lloraba tras su fallecimiento.

En ese momento, narra, se bajó los pantalones y la anciana le practicó una felación.

“He querido explorar la sexualidad a 360 grados y, por eso, he mantenido sexo con chicas de 18 años y con mujeres de 70 u 80", confiesa Siffredi, que acumula a sus espaldas decenas de títulos desde que comenzara su carrera en la década de 1980.

La cinta también ahonda en el plano familiar, tratando su relación con sus hijos, quienes aseguran con cierta timidez que no sienten vergüenza por el trabajo de su padre, sino que más bien están orgullosos de ello.

También se adentra en la relación que mantiene con su esposa, la húngara nacionalizada italiana Rozsa Tassi, quien afirma que no siente celos: “Rocco conmigo hace el amor, con las demás practica sexo”.

El actor elogia a su esposa, “una mujer pura” que le ha dado una familia, lo que, revela, estaba convencido que no tendría, y en segundo lugar porque, asevera, “ha comprendido que sin porno no puedo vivir”.

“No consigo disfrutar de una vida tranquila sin el sexo”, zanja.

El documental también aborda el ámbito profesional, exhibiendo de manera descarnada los entresijos de la industria pornográfica, las horas de preparación de los actores y actrices antes de una sesión de sexo duro o los trucos a los que recurren antes de desnudarse frente a la cámara.

Es el propio Siffredi quien pone a prueba a las actrices que pasan por su estudio, haciéndoles todo tipo de preguntas sobre sus preferencias sexuales.

Pero quizá uno de los aspectos más interesantes del documental es el retrato que hace de la mujer.

En este sentido se perfilan dos tipos de mujeres: las que se adaptan a las exigencias del guión y son incapaces de argumentar su participación en este mundo y las que defienden con vehemencia su “trabajo”, aportando incluso una visión feminista.

El primer tipo de mujer queda ilustrado con dos jóvenes procedentes de la agencia del estadounidense Mark Spiegler quienes aceptan sin dilación repetir una secuencia porque, aducen, “somos chicas Spiegler, hacemos siempre lo que nos piden”.

La grabación incluye imágenes del propio Spiegler, quien celebra ante Rocco y su primo el buen estado del sector, con ganancias “récord” en los últimos años.

Por contra, la encargada de lanzar el alegado feminista es la actriz británica Kelly Stafford, retirada tras su maternidad y quien defiende ante la cámara que, si se dedicó al porno, fue sencillamente porque quiso.

“Soy una mujer fuerte. La sumisión no es humillante, ¿por qué debería avergonzarme si soy yo la que gozo?”, destaca la actriz, para después defender su “trabajo” y señalar que haber practicado felaciones a 200 hombres en una playa fue como “un día de oficina”.

El documental concluye con la grabación de una delirante película con la que Rocco promete retirarse del porno y en la que es crucificado por Stafford. Se trata de una metáfora de su “cruz”, su instinto sexual y su carrera que, declara, “no ha sido fácil”.

Por Gonzalo Sánchez

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