El senador Juan Carlos Galaverna fue homenajeado por sus 30 años de carrera parlamentaria ininterrumpida.
El acto estuvo a cargo del presidente del Congreso, Silvio Ovelar, quien llenó de elogios a su colega. Por lo demás, el desarrollo de este pasaje de la sesión de ayer fue tan escueto que además del homenajeado, solo hablaron Ovelar y Zulma Gómez con referencia a la carrera del decano del Congreso.
Ovelar aprovechó el capítulo de homenajes durante la sesión ordinaria de la Cámara de Senadores para destacar la trayectoria de su colega. “Nadie puede discutir de su capacidad, de ser parte del proceso democrático de la República del Paraguay”, dijo.
Antes de atribuir más virtudes a Calé, el titular de la Cámara Alta solicitó a la sala técnica la emisión de un video, donde los nietos de Galaverna le rindieron un saludo, lo cual emocionó al veterano legislador.
Limitado. Ya en el inicio de este periodo, el titular del Senado tentaba la posibilidad de que en homenaje a Galaverna y como despedida de su carrera legislativa se le ceda por un corto periodo la presidencia del Congreso, cargo que ya ocupó en anteriores periodos. El planteamiento de Ovelar, sin embargo, no prendió, pues las presidencias en las Cámaras duran un año y no se establecen por periodos transitorios. Al descartarse esta posibilidad, otros senadores elaboraron una resolución de homenaje que como no tenía unanimidad, ni siquiera de la bancada colorada, también se abortó. Quienes más cuestionaban que a Galaverna se lo homenajee mientras que a Paraguayo Cubas se lo sancionó con la suspensión, eran los liberales.
Precisamente a los que cuestionaron el homenaje, aludió Galaverna cuando hizo uso de palabra desde el atril. En pocas palabras calificó de envidiosos a los que cuestionaban de algún modo este acto, instándoles a leer la fábula de la luciérnaga y la serpiente.
Asimismo, aprovechó para pedir el retiro del proyecto de resolución por el cual se le rendía homenaje. Dijo que en vista del ambiente enrarecido, seguir con ese propósito no contribuiría a la imagen de la Cámara Alta.
A lo largo de su carrera, Galaverna protagonizó hechos polémicos. Uno de los casos fue el haber reconocido que cometió fraude electoral del que fue víctima Luis María Argaña en 1992.