“No quería hacer la tira clásica tipo ‘Mafalda’, pero sí algo clásico; tampoco buscaba la típica tira humorística, pero quería algo con humor. Se podría decir que es una mezcla de todas las cosas que me gustan de la historieta”, explica Liniers (Buenos Aires, 1973) en una entrevista con Efe.
Tras los cinco primeros volúmenes, la editorial Mondadori acaba de lanzar en España el sexto tomo de “Macanudo”. “Le tengo un cariño especial a este libro. Para la primera edición en Argentina pedí cinco mil ejemplares con la tapa en blanco, y luego las dibujé todas a mano”, detalla el creador.
“Por otro lado, una gran parte del libro la dibujé viviendo en Montreal, donde había ido con una beca para estar unos meses. Fueron días muy lindos, porque también acababa de nacer mi hija. Los dibujos funcionan como un diario personal, veo pedacitos de mi vida en cada uno de ellos”, advierte.
Enriqueta, Olga, Fellini o El Misterioso Hombre de Negro son algunos de los personajes protagonistas de “Macanudo”, que en 2012 celebrará su décimo aniversario. “Es una cifra que me impresiona, porque es el tiempo que duraron ‘Mafalda’ y ‘Calvin & Hobbes’, dos tiras que pongo muy arriba”, apunta el ilustrador.
El artista se deshace en elogios hacia Maitena, ilustradora que le abrió las puertas de “La Nación”. “Es mi hada madrina. Me paseó por el periódico mientras le decía a todo el mundo: ‘Este tío es un genio y está a punto de irse a Clarín’. Todo inventado, claro, pero el caso es que me cogieron”, recuerda Liniers.
Las primeras historietas se publicaron en junio de 2002, mientras Argentina vivía la llamada crisis del “corralito”, una de las grandes catástrofes económicas en la historia del país sudamericano. Para quienes no estén familiarizados con el término, conviene señalar que “macanudo” es un término equivalente a “estupendo”.
“Me parecía muy ‘antiestablishment’. Además, el nombre no me ataba a ningún personaje, algo a lo que siempre le tuve miedo. Llega un momento en que no sabes qué mierda hacer, como le pasó a Quino con ‘Mafalda’ o a Bill Watterson con ‘Calvin & Hobbes’. Si un personaje me aburre, desaparece de las tiras”, asevera Liniers.
Falto de experiencia, el dibujante se enfrentó a la tarea de realizar una historieta diaria. “No sabía si sería capaz, pero siempre pongo cara de tranquilidad y parsimonia a la persona que me ofrece un trabajo”, afirma.
“Digo que sí con apariencia de tenerlo todo controlado: ‘No hay problema, ¿para cuándo lo quieres?’. Cuando termina la reunión y abandono la sala, me llevo las manos a la cabeza.
Así hice la portada del disco de Calamaro: '¡No te preocupes, que yo te hago hasta el libreto!’”, exclama.
De ese afán de colaboración surgió “El trazo simple de las cosas”, un documental de Franca González que inmortaliza el talento de Liniers. “Convivimos en Montreal y, mientras ella se iba a grabar a la calle a treinta grados bajo cero, yo me quedaba en el edifico dibujando pingüinos”, bromea el autor.
“Debió pensar que lo mejor era grabarme a mí, porque así estaría calentita. Me siguió con sus cámaras e hizo una película durante la que sufrí mucho, porque no me gusta que me graben. Pongo un rictus sonriente, pero estoy de los nervios. Ahora veo la cinta y me pregunto por qué sonrío todo el tiempo”, relata.
El autor, que hoy ofrece un “concierto ilustrado” en Barcelona junto a Kevin Johansen+The Nada, visitará mañana, domingo, el Salón del Cómic de esa ciudad, donde llevará a cabo una sesión de firmas de sus diferentes obras.
Por Julio Soria