La muerte de un militar arrestado en Venezuela por un presunto plan para derrocar y asesinar al presidente Nicolás Maduro desató una ola de rechazo internacional y llamados a la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas a investigar el caso.
El Grupo de Lima, formado por 14 países de América críticos de Maduro, repudió ayer “el asesinato” del capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo, después de que dirigentes opositores venezolanos, la familia del oficial y organizaciones de derechos humanos denunciaran la muerte por salvajes torturas.
El grupo urge a la comunidad internacional, en especial a la oficina de la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Michelle Bachelet), a actuar sin dilación, sumándose a un pedido del Parlamento local, de mayoría opositora.
Acosta falleció la madrugada del sábado luego de ser “torturado salvaje y brutalmente”, denunció en un video difundido en redes sociales Juan Guaidó, jefe del Parlamento. Según activistas de derechos humanos, el capitán había sido presentado el viernes ante tribunales en una silla de ruedas, con graves signos de torturas.
El Ministerio de Defensa apuntó ayer en un comunicado que Acosta se desmayó durante la audiencia y que el juez ordenó su traslado al hospital militar de Caracas, donde falleció. No mencionó torturas. AFP