Cuando creíamos saberlo todo sobre el dengue, aparece el chikungunya y ha comenzado a hacer estragos en la salud pública. La enfermedad es transmitida por el mismo mosquito el Aedes aegypti, y como tampoco existe vacuna o tratamiento, el tratamiento se centra en aliviar los síntomas.
De momento, y a juzgar por los informes epidemiológicos que han compartido las autoridades, el panorama es poco alentador para el país en las siguientes semanas. Aunque de momento, el Departamento Central y Asunción se encuentran en el epicentro de los casos de chikungunya, resulta preocupante la tendencia que va en aumento en un mes como enero, cuando las ciudades registran escaso movimiento debido a las vacaciones. Esto nos coloca en una delicada situación, pues se podría esperar que la epidemia llegue a un punto crítico a partir de febrero.
El futuro inmediato no se ve auspicioso, pues incluye Covid-19, dengue y chikungunya. El crecimiento de los casos es cada vez mayor, y es notorio en el Laboratorio Central del Ministerio de Salud Pública que recibe unas 2.000 muestras por semana, de las cuales el 40% son positivas. Para la Sociedad Paraguaya de Infectología, en el país se tienen todas las condiciones para un brote de este tipo de arbovirosis.
Evitar la expansión de los casos de chikungunya no debería ser tan difícil, como en el caso del dengue y del zika, la alternativa es la prevención, y la prevención se logra eliminando los criaderos de mosquitos. Esa es una lección que no hemos aprendido y respecto a la cual las instituciones tanto del Gobierno central como las locales, o sea, los Municipios siguen aplazados.
De nada sirven las campañas de “concientización” hechas a las apuradas, cuando ya estamos en medio de una epidemia. Las campañas deberían ser preventivas, vale decir, deben desarrollarse mucho antes y precisamente para evitar llegar a situaciones críticas que pongan en riesgo la salud de la población y una potencial crisis en la salud pública, que apenas se ha recuperado de la pandemia del Covid-19. No se debe perder de vista que la salud pública del Paraguay adolece de carencias y precariedades.
Una mención especial merecen los gobiernos municipales. Son los gobiernos locales los que se encuentran más cerca de los barrios y de los vecinos, en ellos recae la principal responsabilidad de mantener limpias las ciudades de baldíos, malezas y vertederos de basuras clandestinos. Deberían dedicar más de sus recursos para realizar campañas educativas y trabajo mancomunado con las comisiones vecinales, fomentando el compromiso de la población en el cuidado del ambiente y enseñando métodos de prevención de enfermedades que pueden ser evitadas, como es el caso de estas que son producidas por la picadura de un mosquito.
El chikungunya se caracteriza por los agudos dolores articulares que produce, los cuales se presentan durante la fase aguda que abarca entre los 7 y 10 días del cuadro. Sus efectos en el plano económico ya se están notando, pues produce numerosas bajas a nivel laboral, y repercute en la infraestructura de salud pública, pues los hospitales ya se están viendo rebasados por los casos.
Las autoridades nacionales y municipales deben aprender de los errores. Es más que evidente que el Aedes aegypti pasó a formar parte de nuestro cotidiano, por tanto se debe incluir en las agendas nacionales y locales su combate así como permanentes campañas de concientización. De nada se puede culpar a una población que apenas recibe de su Gobierno servicios básicos eficientes.
Aprendamos de los errores y las omisiones para no generar nuevas crisis y nuevos problemas.