08 ago. 2025

¿Relajo o estrés?

Luis Carlos Irala

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Foto: empresas.infoempleo.com

Un reciente estudio llevado a cabo por la consultora Nauta reveló que los casos de angustia e incertidumbre son los sentimientos que más afectan a las personas durante la extendida cuarentena para frenar la expansión del Covid-19. Las personas están muy ansiosas y expectantes de que por fin se anuncie el fin de las medidas restrictivas o el hallazgo de una vacuna o un antiviral que permita hacer frente a la amenaza sanitaria.

Una muestra de que las personas están dispuestas a asumir los riesgos de posibles infecciones con tal de encontrar un poco de diversión o esparcimiento se vio en los balnearios durante los intensos días de calor. Cientos de personas tratando de normalizar las actividades, sin tomar ninguna precaución sanitaria.

La gente, al parecer, tomó la determinación de reiniciar sus actividades –ya sean familiares, laborales o de esparcimiento–, pues ya se siente cansada del encierro y de las restricciones. Tampoco se puede ignorar a las personas que realizan determinadas actividades sin tomar ningún cuidado por el solo hecho de desafiar las normas sanitarias, pensando que son inmunes y que a ellas no les hará ningún daño el virus.

Semejante nivel de irresponsabilidad tampoco es tolerable, pues se pone en riesgo no solo él o ella, sino a todas las personas de su entorno, especialmente las que tienen enfermedades de base o son de avanzada edad.

Las autoridades sanitarias están por demás preocupadas por el aumento de los casos positivos de Covid-19 y por la cantidad de contagiados internados, ya sea en salas comunes o en terapia.

Esta situación, sumada a las actividades que habitualmente se desarrollan en el país en el mes de diciembre, obligó al Gobierno a tomar medidas que restrinjan al máximo la aglomeración de personas, ya sea en eventos religiosos, familiares o festivos.

Si bien es cierto que a nadie le agrada este tipo de medidas, pues las personas estaban esperanzadas de poder normalizar los encuentros a finales del presente año, pero está visto que tal cosa no se dará, lastimosamente.

Ahora que culminaron las actividades escolares, los niños están con más tiempo libre, situación que los padres deben administrar con inteligencia, pues hay que darles una adecuada canalización de las actividades que pueden desarrollar, ya sea en la casa, con los vecinos o familiares.

Las celebraciones del 8 de diciembre, para luego proyectarse hacia las fiestas de Navidad y Año Nuevo, son tiempos en los que las personas buscan olvidar los malos momentos o las frustraciones sufridas en el año. Un tiempo en donde los encuentros con familiares y amigos ayudan a superar las penas y proyectarse con nuevas fuerzas para el año que está por iniciarse.

Sin embargo, este año la situación se complica, pues aquellos alicientes a los que estábamos acostumbrados no se podrán concretar y las personas deberán seguir con las restricciones y el aislamiento.

Estas limitaciones pueden llevar a un mayor nivel de estrés o angustia a muchas personas. A estos se añaden las limitaciones económicas y las dificultades para desarrollar los negocios, lo que aumenta el nivel de incertidumbre económico, un factor también importante para que las personas puedan desarrollar plenamente sus habilidades. A pocos días de finalizar el 2020, el año de la pandemia del Covid-19, muchas ideas y proyectos quedaron en suspenso y por ahora solo se puede augurar un mejor año en el 2021, con nuevas oportunidades para desarrollar actividades familiares, laborales y religiosas. Las proyecciones son buenas, pero todo depende de los cuidados que las personas estén tomando en el último mes del año. Sin duda, estos cuidados implican más estrés, solo nos queda esperar que en breve podamos empezar un tiempo de relajo y reflexión de lo que hicimos bien o mal y reanudar las fuerzas para los desafíos del 2021.