Los periodos de agosto hasta octubre son temporadas en que se registran mayor índice de focos de calor, según los monitores satelitales. En lo que va de este mes ya fueron detectados 13.750 puntos activos en Paraguay, de acuerdo al reporte del Instituto Nacional de Pesquisas (INPE) de Brasil. Estos comprenden tanto las quemas controladas como los incendios forestales.
El ránking de focos de calor lidera el Departamento de Presidente Hayes con 22%. En segundo lugar aparece San Pedro con el 10% y en tercer puesto Boquerón con el 8%. Luego aparecen Caazapá y Concepción con el 7%, Misiones y Caaguazú con 6%.
La tabla de porcentajes continúa con Alto Paraguay, Paraguarí e Itapúa con el 5%, Cordillera con 3%, Canideyú, Amambay, Guairá y Central con 2% y Alto Paraná con el 1%.
Efectos. Enfermedades respiratorias, cataratas y otros problemas oculares son las principales secuelas que la ingeniera forestal y docente investigadora de la UNA, Larissa Rejalaga son los efectos de incendios forestales. Esto debido a la cantidad de partículas que quedan en el ambiente.
De hecho, permanecer expuestos al humo de incendios o quemas controladas resulta tan tóxico para los pulmones como lo que causa fumar tabaco, advierten desde el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente (Ineram).
Rejalaga comentó además que a nivel mundial está comprobado científicamente que los gases de efecto invernadero aumentan cuando existen temporadas de mayores incendios forestales.
Por su parte, el jefe de Alerta Temprana de la Secretaría de Emergencia Nacional, Ricardo Pereira, sostuvo que la emisión de monóxido de carbono al aire puede generar mayores núcleos de tormentas severas.
“En los últimos seis años, la mayor quema fue en el 2012, con casi 2.000.000 de hectáreas y en el 2016 con 1.600.000 hectáreas. En el 2012 hasta 2015 disminuyeron debido a que aumentaron las precipitaciones e inundaciones. Este es un año seco y estimamos que aumentarán nuevamente los focos”, detalló Rejalaga, de acuerdo al monitoreo que realizan en el laboratorio de la facultad de Ciencias Forestales UNA.
Recomendaciones. Quemar solo lo que se pueda controlar. Para la ingeniera Rejalaga lo recomendable para una quema prescripta es abarcar como máximo 5 a 10 hectáreas, teniendo en cuenta las características atmosféricas, velocidad del viento, el tipo de combustible y sobre todo un equipo capacitado para realizar la quema.
De acuerdo a la Ley N° 4014/10 “De prevención y control de incendios”, está prohibida la quema no controlada de pastizales, bosques, matorrales, barbechos, campos naturales, aserrín o cualquier otro cereal, de leguminosas o tipo de material orgánico inflamable que pudiera generar cualquiera de los incendios definidos en dicha ley.
Sobre dicha base, la única forma de quema autorizada por la ley es la quema prescripta, que se refiere a la técnica de encendido efectuada bajo condiciones tales que permiten suponer que el fuego se mantendrá dentro de un área determinada.