“Este 14 y 15 de mayo, Día de la Independencia, debe servirnos para creer en grandes objetivos. En 1811 la meta fue la soberanía, hoy debe ser la racionalización y eficiencia de los bienes y recursos públicos”, manifestó.
Habló de dejar atrás el pasado, posiblemente con relación a los escándalos que lo salpicaron en torno a la venta de energía de Itaipú al Brasil, e instó a mirar adelante.
“Lo pasado ya pasó. Queda racionalmente construir nuevos procedimientos y poner en marcha una reforma que promueva más atención a la salud pública, encamine la educación con calidad y asegure seguridad personal y jurídica para cada habitante de la República”, indicó.
Puso énfasis en la necesidad de que distintos sectores de la sociedad paraguaya participen en un diálogo serio para que se hagan realidad los cambios que se requieren en las distintas áreas de la administración pública.
“La reforma del Estado es un proceso de cambio planificado que debe ser de utilidad y conveniencia para la mayoría de la población... Es un paso que sí o sí debe darse para enmendar y mejorar lo que está equivocado o es insatisfactorio para la población”, señaló.
Asume que el desafío tendrá trabas para avanzar, pero asegura que no existe otro camino para llevar al Paraguay hacia días mejores.