El alcalde de Miami (Florida), Francis Suárez, culpó del repunte de los contagios a la reapertura de bares y restaurantes, en una nota a la cadena televisiva ABC News. “No hay duda del hecho de que cuando reabrimos, la gente comenzó a socializar como si el virus no existiera”, reflexionó.
MASCARILLA. Suárez comparó la necesidad de llevar mascarillas con el uso del cinturón en los automóviles. “Si usted tiene un accidente de auto, hay una buena probabilidad de que se salve si lleva cinturón”, ilustró. “Lo mismo con la mascarilla. Si la gente lleva mascarilla en público, hay una buena probabilidad de que podamos ralentizar o detener la expansión”, agregó.
En el caso de Miami, el empleo de mascarilla facial es obligatorio y la infracción va desde una mera advertencia hasta multas de entre 50 y 500 dólares, según la incidencia.
Esta postura contrasta con la del gobernador de Florida, Ron DeSantis, fiel seguidor de Trump, quien insiste en mantener la economía activa y se niega a hacer obligatorio el uso de mascarillas.
Florida, uno de los nuevos focos de contagio en EEUU, superó ayer los 200.000 casos confirmados, al sumar en las últimas 24 horas 10.059.
El Estado se enfrenta a dos semanas críticas en los hospitales, que pueden rebasar su capacidad si no se logra mitigar la propagación, en especial en Miami-Dade, el epicentro del contagio. Desde marzo pasado 3.731 murieron por Covid-19 en Florida y 200.111 se contagiaron.
La alcaldesa de Phoenix (Arizona), Kate Gallego, cree que el Estado reabrió muy temprano y dijo que en el último mes la gente de entre 20 y 44 años no siguió las medidas de distanciamiento social y de usar la mascarilla.
Contra Trump
Alcaldes del sur y del oeste de EEUU alertaron ayer que sus ciudades están en riesgo de verse sobrepasadas por la suba de contagios de Covid-19, ante un retroceso en la lucha contra el virus y el intento del presidente Donald Trump de minimizar la gravedad del patógeno que causa estragos en estados sureños y del oeste. AFP