En Asunción, también hace pocos días, una ciclista, de 27 años, llamada Patricia Patito Guedes, fue atropellada por el conductor de una camioneta, cuando ella se encontraba aguardando el cambio de semáforo en rojo montada en su bicicleta. Al ver que la luz se encontraba en verde, ella intentó cruzar, pero fue embestida por el chofer que no respetó la señal. Ya caída en el suelo, en lugar de detener la marcha, el conductor pasó con su vehículo sobre una de sus manos, causándole graves fracturas, según el relato de la víctima, quien tuvo que ser hospitalizada tras una hora de aguardar auxilio.
Son solamente algunos de los últimos casos conocidos, de varios que ocurren a diario en la capital y en las principales ciudades del país, en donde los peatones y los ciclistas deben librar una verdadera lucha por abrirse paso en medio de una jungla de cemento cada vez más enmarañada de vehículos automotores.
A pesar de que algunas ciudades contemplan veredas y ciclovías, estas tampoco son respetadas. En muchas partes, las veredas son ocupadas por puestos de ventas callejeros y los viandantes deben bajar a las calzadas. En otros casos, los dueños de automóviles estacionan directamente sobre las veredas, obstruyéndolas. Y en muchos lugares, directamente no hay veredas. Las pocas bicisendas tampoco se dejan libres, como ocurre con la que se construyó en Asunción, a lo largo de la calle Iturbe, que actualmente casi no se tiene en cuenta. Los ciclistas también deben tratar de avanzar entre alocadas carreras de automóviles, o esperar largo tiempo entre el tráfico atestado.
La mayoría de las ciudades paraguayas, especialmente la capital Asunción, como las que se encuentran en el área metropolitana, no están pensadas para los peatones, sino principalmente para los vehículos, que cada vez abundan más, creando además una impresionante contaminación por el humo tóxico de los combustibles.
En lugar de estimular la movilidad peatonal o con bicicletas, se reprime, se crean situaciones de peligro, se coartan las iniciativas de quienes buscan una forma más dinámica, económica y saludable de trasladarse.
Asunción y la mayoría de nuestras grandes ciudades necesitan reconvertirse a escala humana, con sistemas más ecológicos y amigables, pero esos temas casi nunca aparecen en los debates sobre los modelos de gobierno municipal que proponen los candidatos en las elecciones. O si aparecen mínimamente, nunca se cumplen. Ahora que nuevamente se acercan los comicios municipales, los candidatos saben que no necesitan propuestas para competir en las urnas, solo requieren el respaldo de los padrinos políticos y el financiamiento de sus generosas billeteras con dinero de dudoso origen, a cambio de favorecer a sus oscuros intereses.
La ciudadanía debe hacer un mayor ejercicio crítico para tratar de cambiar este modelo de ciudad que nos amenaza a todos.