22 may. 2025

Quien pretenda guardar su vida la perderá

Hoy contemplamos el Evangelio según San Lucas 17, 26 al 37. Jesús anuncia que la venida del Hijo del Hombre supondrá una conmoción grande en la existencia de la humanidad. Y para que sus oyentes puedan hacerse una idea de lo que supondrán esos días, les pone el ejemplo de Noé y de Lot.

En ambos casos, la Sagrada Escritura subraya que incluso en los momentos más críticos, la misericordia divina se hace presente, dando una nueva oportunidad a quienes procuran corresponder a sus dones. Noé y Lot tuvieron que dejar muchas cosas atrás para salvarse de las catástrofes. Vieron un antes y un después a su alrededor, y tuvieron que confiar en la mano providente del Señor para mirar adelante, con fe.

En el Evangelio, Jesús nos sugiere que necesitamos una fe similar en los momentos de crisis, en las situaciones en las que todo parece tambalearse a nuestro alrededor. Nos damos cuenta de que tenemos que tomar decisiones arduas, que probablemente requerirán ciertos sacrificios.

Es el momento de pedir luces al Espíritu Santo, para discernir qué cosas son realmente importantes y qué cosas, en cambio, debemos dejar atrás. En esas crisis, descubrimos lo que eran simples seguridades humanas, de las que podemos prescindir para abrirnos a la novedad que el Señor nos quiere regalar en nuestra existencia.

“Quien pretenda guardar su vida la perderá; y quien la pierda la conservará viva”. Desprendernos de las cosas que sobran no es dar un salto en el vacío, sino lanzarse a los brazos fuertes de nuestro Padre Dios, que quiere lo mejor para nosotros.