24 jun. 2025

¿Qué tan sostenibles pueden ser?

Por Yan Speranza (*) | <br/><br/>La semana pasada leímos dos noticias importantes que merecieron tapas de un periódico. La primera es alentadora y tiene relación con nuestra economía. Luego de un año complicado con fuertes caídas en prácticamente todos los sectores económicos, las proyecciones para el 2010 son muy positivas. <br/><br/>Los más optimistas esperan un crecimiento del PIB de entre el 6% y el 8%, y otros más conservadores un 4%. En ambos casos se observa un notable repunte que estaría liderado por la agricultura, con un crecimiento del 30% si las condiciones climáticas se mantienen favorables. <br/><br/>Otros sectores como la ganadería, las construcciones, el comercio, también aguardan recuperaciones significativas. Y todo esto genera un ambiente de expectativas favorables en nuestra economía.<br/><br/>Es que el Paraguay tiene sectores exitosos que se han vuelto muy competitivos en base a invertir, innovar y crecer de manera sostenida. La agricultura empresarial, la ganadería, las telecomunicaciones son algunos ejemplos concretos de la creación de valor económico.<br/><br/>Este éxito tiene efectos multiplicadores positivos, se crean nuevos empleos, se contribuye a aumentar la base fiscal y se crea un ambiente de confianza en donde más inversiones refuerzan una suerte de círculo virtuoso. En fin, se produce la tan necesaria riqueza.<br/><br/>Sin embargo, también tenemos la otra noticia, y en este caso es negativa. Se refiere a nuestro fracaso como sociedad. La noticia alude a los datos oficiales publicados por la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos, revelando que actualmente un 38% de la población se encuentra en un estado de pobreza, unas 2.324.556 personas para ser exactos. Peor aún, “sobreviven” unas 1.165.384 personas consideradas con pobreza extrema. Son aquellas que ni siquiera pueden satisfacer sus necesidades alimenticias básicas.<br/><br/>En las zonas rurales la pobreza llega al 50% y es precisamente en dichas zonas donde la mayor parte de la buena noticia anterior toma lugar. ¿Hablamos de dos mundos diferentes en el mismo espacio territorial? ¿Qué tan sostenible puede ser una situación como esta?<br/><br/>La creación de riqueza es una condición elemental para combatir la pobreza. No tengo dudas al respecto, pero la forma en que se crea puede facilitar o entorpecer el combate a la pobreza. La teoría del “derrame” o creer simplemente que una vez creada la riqueza goteará hacia el resto de la población de manera automática está claramente superada. La evidencia empírica nos demuestra que si no existen políticas efectivas, la inequidad aumentará sostenidamente en el tiempo y con ello la conflictividad social, como de hecho ocurre en nuestro país.<br/><br/>Y el diseño e implementación de esas políticas más inclusivas son una responsabilidad compartida por el sector público y el sector privado. Este último con una gran capacidad creativa y poder transformador, que si lo desea, puede perfectamente impulsar programas que generen no solo valor económico sino también social y ambiental. <br/><br/>Pienso que deberíamos modificar nuestros propios modelos mentales y comprender que estas dos noticias tienen una directa relación, y que es necesario encarar las soluciones con una perspectiva sistémica, integral e inclusiva. Es esencial que lo hagamos porque la pobreza ataca directamente la dignidad del ser humano y, por lo tanto, combatirla es un fin en sí mismo para cualquier sociedad. Pero además la indigencia es totalmente disfuncional para el desarrollo.<br/><br/>En definitiva, la existencia de sectores exitosos en países fracasados solo puede ser una ilusión pasajera, poco sostenible. Es un modelo que incuba en su interior serios problemas futuros.<br/><br/>(*) Miembro de la Comisión Directiva del Club de Ejecutivos.<br/><br/>