¡Qué kilombo!

Por Brigitte Colmán – En Tw: @lakolman

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El desmadre del tránsito de Asunción ya es demasiado insoportable.

Igual si vas en tu Mercedes 2016 que si vas en la chatarra de 2.100 guaraníes, las eternas filas de autos en cada cuello de botella son parte del paisaje, como los lapachos en flor. Sin mencionar la cantidad de tiempo que pierde el ciudadano en esos atascos, sin mencionar los nervios y la impotencia.

Según los datos de la Dirección Nacional del Registro de Automotores, en Asunción hay registrados 361.865 vehículos: autos, camionetas, jeeps, camiones, carretas, ómnibus, minibuses, etc.

Si a esa cifra le agregamos el dato de Central, o sea, de esa gente que circula por Asunción y no paga impuestos, aquí, hay 497.208 vehículos en total, registrados en San Lorenzo, Fernando de la Mora, Lambaré, Luque, etc.

Sumale Asunción más Central y vas a ver que 859.073 vehículos circulan a diario por nuestras escuálidas calles.

859.073 vehículos usan las calles de una ciudad que tiene menos de 600.000 habitantes, déficit de infraestructura y atraso en cuanto a la visión de ciudad.

No puede ser que en pleno siglo XXI se siga pensando como única alternativa a los problemas del tránsito la construcción de viaductos y túneles. No, señora. Acá hay que dejar de lado la visión egoistona de cada paraguayo con un auto y reemplazar esa idea por una realidad: un transporte público eficiente.

UTOPÍAS. Entiendo que suena bastante a una utopía, pero ya que soñamos, podemos fantasear también con que dejen de trabar el proyecto del Metrobús; por culpa de un grupito de interesados que solo piensan en sus propios beneficios.

Además, alguna vez tenemos que empezar a plantear las soluciones de fondo. A este paso, tendremos que dejar de importar autos, y habrá que importar calles...

Pero, ya que eso no va a ser posible, el intendente tiene que hacer algo como animarse a implementar una medida de restricción vehicular, como el pico y placa de Colombia, por ejemplo.

A eso le podríamos sumar que hacen falta campañas de educación vial que les enseñen a los paraguayos dónde estacionar bien y que les muestren que las franjas peatonales son para que dejen cruzar a los peatones; que los peatones no son el enemigo a quien deben aplastar sino son sus prójimos a quienes ceder el paso.

A Mario no le podemos culpar por las lluvias que trajo El Niño o por las grietas del puente sobre Artigas, pero si no agarra al toro por las astas y encuentra urgente una solución para el tráfico, estamos facultados a pensar que no sirve para el cargo. Alguien tiene que darse cuenta de que en las calles de Asunción ya no cabe ni un auto más.

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