Referentes del sector cultural apuntan las falencias de áreas, como el teatro, la literatura, la danza y las artes plásticas, y proponen posibles proyectos para solucionarlas.
“La principal falencia de todos nuestros gobiernos es la falta total de importancia que tiene el sector cultural”, afirma el director de teatro Agustín Núñez.
Señala que en lo que refiere a “la educación, las artes, el potenciar capacidades en los ciudadanos, el acceso a información, educación y apoyo a proyectos culturales, estamos siempre en terapia intensiva”.
En ese sentido, considera que “siempre nos tiran migajas, lo que después de haber utilizado presupuestos en mil y un proyectos, sin ningún fundamento ni necesidad o mal hechos, lo que ya sobra, eso se distribuye al sector cultural”.
Destaca que la educación es un modo de solucionar esta situación.
“Como una forma de apoyo fundamental para el desarrollo de un pueblo, abarca tanto la información como la formación, de protagonistas que son maestros, profesores, las cabezas de instituciones y grupos que de alguna manera orienten, formen, desarrollen el pensamiento crítico y creativo del ciudadano. Y dentro de ese plano educativo, una de las herramientas importantísimas, por supuesto, es la expresión y el arte”.
Literatura
Marcos Ybáñez, presidente de la Sociedad de Escritores del Paraguay (SEP), señala que el país es uno de los que menos invierten en cultura. “La cultura es la cenicienta en las políticas públicas del Paraguay, y las consecuencias son graves, con un analfabetismo funcional alto porque hay escasa lectura y se interpreta poco lo que se lee”, explica, a la par de afirmar que “desde épocas de la dictadura hasta hoy, no se tiene una política de Estado de fomento del libro y la lectura”.
Ese vacío lo considera como una “deuda histórica” del Estado y los gobiernos de turno. “Leer cuentos a niños en su día es importante; sin embargo, la voluntad de un gobernante debe ir más allá del discurso o un solo día debe garantizar el derecho a la lectura, para eso se requiere un plan nacional de fomento del libro y la lectura, es decir, políticas de Estado en materia cultural”, expresa y agrega que el nuevo presidente tiene el deber de promulgar la ley de libro.
“En la mesa del nuevo presidente Santiago Peña, está esperando la nueva ley de fomento del libro y la lectura para su firma y promulgación. Es urgente que firme el presidente para impulsar una solución sostenible. Si no se promulga en breve, la ley habrá sido otro cuento más a los niños y jóvenes de este país”, asevera.
Plástica
En cuanto a las artes plásticas, el artista y gestor cultural Horacio Guimaraens apunta a la falta de oportunidades dadas a los artistas del interior como algo que debe ser resuelto. “Sueño en traerlos a Asunción a exponer y que se conozcan y aprecien sus trabajos. Había elaborado un proyecto detallado para paliar en algo esa necesidad”, explica y señala como un problema a la burocracia.
“Si bien hay instituciones dedicadas al sector artístico y cultural, muchas veces la excesiva burocracia, y hasta el desconocimiento que tienen sobre los artistas actuales, desalienta a trabajar con ellas”, señala al tiempo de agregar que si bien “hay espacios para exposiciones, hay que mejorar la gestión de los recursos humanos y logísticos”, y en ese sentido, la falta de funcionarios capacitados también provoca problemas.
“Muchas veces no hay iluminación adecuada en las salas y no se resuelve rápido algo tan fácil como cambiar unas luces”, ejemplifica.
Música
Esa falta de oportunidad para los artistas del interior también se siente en la música, según el arpista Miguel Ramírez, presidente de Arpistas Paraguayos Asociados.
“Llegar a más lugares del interior del país”, señala al referirse a la necesidad de ampliar el área de actuación del Estado. En ese sentido, alude a la educación, al señalar que es necesario “recibir más apoyo de las instituciones para la realización de actividades didácticas artísticas”.
Igualmente, en el área de la educación orientada a la música, señala que es importante la adquisición de instrumentos musicales que estén al alcance de los niños y jóvenes de escasos recursos.
“El arpa paraguaya, nuestro instrumento símbolo, debe enseñarse oficialmente en cada departamento del país”, considera, al tiempo de agregar que “el Gobierno debe cubrir estos costos que son también fuentes de trabajo para docentes y fabricantes de instrumentos musicales paraguayos”, acota.