25 abr. 2024

Problemática del tomate refleja el fracaso de las instituciones

Nuevamente, la producción frutihortícola esta semana fue noticia. Esta vez con el tomate, ya que un grupo de campesinos debió desechar su producción ante los bajos precios, mientras en la ciudad estos se elevan. El contrabando sigue con mucha vida y sin ningún freno por parte del Gobierno. Las consecuencias son pobreza en el sector rural y reducción de la capacidad adquisitiva en las ciudades. Este problema se repite en muchos otros rubros alimentarios en cada temporada sin que las autoridades tomen cartas en el asunto; para ello solo es necesario que se movilice la voluntad política. Esperemos que en el corto plazo cambien esta situación.

Los perjuicios para el país y, sobre todo, para las personas son incalculables. Los productores pierden activos, capacidad productiva para el futuro e incentivo. Para cualquier emprendedor, esta situación es insostenible, poniendo en cuestionamiento aquellas ideas que tan fácilmente están en el discurso de muchas personas acerca de la importancia de la voluntad individual.

“El que quiere puede” cuando las instituciones no funcionan no solo es falaz, sino que genera pérdidas económicas de largo plazo, sobre todo en los casos en los que debieron endeudarse, y a la pérdida hay que agregarle la deuda.

Las autoridades que están al frente de las instituciones que deben controlar el ingreso ilegal se dedican a cualquier otra cosa, menos a proteger los intereses nacionales.

La agricultura familiar ocupa a alrededor de 100.000 fincas, lo cual beneficia a alrededor de 500.000 personas. A esas familias hay que sumarles las que consumen, que son las restantes, sobre todo las urbanas, que constituyen más de la mitad del total del país.

Es una vergüenza que la Policía Nacional esté más dispuesta a ocupar recursos humanos, combustible, dinero y tiempo a reprimir productores que se quejan de la problemática que a frenar a los contrabandistas.

La mayor parte de las instituciones con competencia en el tema, a pesar de que cuentan con presupuesto, están ausentes en la solución. Están tan ausentes, ya que la situación no mejoró absolutamente nada ni en este Gobierno ni en el anterior.

Los resultados son muy claros. Al no generarse ingresos en el sector rural, la reducción de la pobreza se estanca, mientras que la inflación de alimentos se mantiene, en promedio, mucho más arriba que la inflación general.

Las consecuencias indirectas son igualmente negativas.

La expulsión del campo a la ciudad está generando un crecimiento casi insostenible del área metropolitana de Asunción y de otras urbes. La deficiente producción de alimentos pone en riesgo la seguridad y la soberanía alimentaria, haciéndonos dependientes de otros países.

El contrabando y la precariedad de la agricultura familiar son el reflejo del fracaso político de muchas instituciones públicas, con una cantidad importante de autoridades políticas y funcionarios públicos que cobran salarios y gastan recursos públicos sin tener resultados.

No es el caso de otros ámbitos en los que las instituciones se encuentran sobrepasadas y no cuentan con el presupuesto suficiente para cumplir con los objetivos que la ley les otorga. En este, la institucionalidad pública tiene una serie de organismos, cada uno de ellos con diferentes funciones que, si se coordinaran adecuadamente y sus funcionarios ejercieran sus responsabilidades con compromiso y honestidad, otro sería el resultado.

Es decepcionante observar cómo la desidia de los responsables conduce al fracaso de un amplio sector de la población en un problema que tiene solución. Solo es necesario que se movilice la voluntad política. Esperemos que en el corto plazo cambien esta situación.

Más contenido de esta sección
Las ventas al público en los comercios pyme de Argentina cayeron un 25,5% interanual en febrero pasado, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores a causa de la elevadísima inflación, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, según un informe sectorial difundido este domingo.
El mandatario decidió crear el fondo nacional de alimentación escolar esperando un apoyo total, pues quién se animaría a rechazar un plato de comida para el 100% de los niños escolarizados en el país durante todo el año.
Un gran alivio produjo en los usuarios la noticia de la rescisión del contrato con la empresa Parxin y que inmediatamente se iniciaría el proceso de término de la concesión del estacionamiento tarifado en la ciudad de Asunción. La suspensión no debe ser un elemento de distracción, que nos lleve a olvidar la vergonzosa improvisación con la que se administra la capital; así como tampoco el hecho de que la administración municipal carece de un plan para resolver el tránsito y para dar alternativas de movilidad para la ciudadanía.
Sin educación no habrá un Paraguay con desarrollo, bienestar e igualdad. Por esto, cuando se reclama y exige transparencia absoluta en la gestión de los recursos para la educación, como es el caso de los fondos que provienen de la compensación por la cesión de energía de Itaipú, se trata de una legítima preocupación. Después de más de una década los resultados de la administración del Fonacide son negativos, así como también resalta en esta línea la falta de confianza de la ciudadanía respecto a la gestión de los millonarios recursos.
En el Paraguay, pareciera que los tribunales de sentencia tienen prohibido absolver a los acusados, por lo menos en algunos casos mediáticos. Y, si acaso algunos jueces tienen la osadía de hacerlo, la misma Corte Suprema los manda al frezzer, sacándolos de los juicios más sonados.
Con la impunidad de siempre, de toda la vida, el senador colorado en situación de retiro, Kalé Galaverna dijo el otro día: “Si los políticos no conseguimos cargos para familiares o amigos, somos considerados inútiles. En mi vida política, he conseguido unos cinco mil a seis mil cargos en el Estado...”. El político había justificado así la cuestión del nepotismo, el tema del momento.