Esto se desprende del relato de tres médicos residentes, quienes dieron sus testimonios a ÚH; uno de los cuales lo hizo de forma pública.
“El sistema de residencias médicas en nuestro país es algo que necesita intervención urgente. Los médicos que hacemos residencia no sabemos siquiera cuál es la carga horaria que nuestra especialidad requiere para su cumplimiento; es más ni conocemos el programa de estudios y cuáles son los requerimientos básicos ni las competencias que se deben adquirir por grado”, expresa uno de los residentes contactados que prefirió anonimato por temor a represalias.
Incluso, refiere que “te estiran en todos los servicios que puedan para cubrir huecos y necesidades del servicio”. Y esto tiene lugar “sin garantías de que eso ayude a nuestra formación como especialistas”.
Otro residente, señala: “En la mayoría de los casos nuestras tareas asistenciales no son supervisadas ni tutorizadas; encontrándonos solos durante las guardias y tomando decisiones, sustituyendo muchas veces los deberes y responsabilidades de los médicos de planta”.
“Nuestras tareas formativas son mínimas, no siguen una ruta formativa como tal; algunas residencias médicas ni siquiera cuentan con un programa académico que oriente el desarrollo de un perfil de egreso, competencias, estratégicas de aprendizaje, plan de estudios, tiempos y formas de evaluación”, revela.
La Comisión Nacional de Residencias Médicas (Conarem) contempla en su reglamento que las unidades formadoras deben contar con “personales calificados” en cada especialidad de posgrado. Esto implica una cantidad de tutores, avalados por las universidades que deben acompañar la formación en los tres años de residencia.
“En cada hospital crean un centro de docencia que siempre debe estar en contacto con la Conarem para saber lo que está faltando; incluso, supuestamente cada año la universidad que avala el posgrado tiene que acercarse a entregar su programa académico de las residencia y eso se tiene que renovar cada año, según el reglamento de la Conarem”, afirma el dr. Hernán Calderón, ex residente de Neurocirugía del Hospital Nacional de Itauguá (HNI).
Calderón acusa que lo echaron por denunciar “maltratos y explotación laboral”.
“El Departamento de docencia, donde expuse primero mis reclamos, no sirve. Desde que entré no tuve tutor, solo un jefe que vivió maltratándome e insultándome”, relata al indicar que cursó el grado de Medicina en la Universidad Católica de Asunción (UCA).
“La universidad tiene el deber de velar si su posgrado se está cumpliendo; si se está enseñando el programa de estudios de ellos. Pero nada de eso ocurre. Ninguna de las facultades, que avalan los programas de posgrados, está ahí para verificar si se está haciendo bien o mal la formación de sus egresados”, tira.
“Nadie se encarga de regular y de supervisar que se cumplan los programas formativos en todas las especializaciones médicas, en todas las unidades formadoras de los hospitales”, suscribe otro de los residentes contactados por esta hoja.
Operan sin programas de especialización habilitados
Entre las varias denuncias del Círculo Paraguayo de Médicos (CPM) señalan que las residencias médicas se llevan a cabo sin la orientación de un programa de posgrado habilitado por el Consejo Nacional de Educación Superior (Cones). El gremio propuso al ente rector que los programas de especialización sean entregados al médico admitido en la unidad formadora. Pero no obtuvieron respuesta alguna.
Dispararon contra el ex presidente del Cones, Narciso Velázquez, quien demostró “falta de voluntad en ejecutar acciones que permitan solucionar los innumerables problemas detectados en la formación de posgrado de Medicina”, según indicaron.
La realidad del residente es que se nos tira a una residencia como a un campo de guerra; si soportas la residencia pasas.
Como necesitan mano de obra barata nos hacen pasar, siempre que aguantemos este sistema de maltrato.
Dr. Hernán Calderón
ex residente del HNI.