Últimos dos meses de campaña política quedan por delante para decidirnos bien a quiénes vamos a ponerlos en cargos en instituciones estatales. Hoy la sociedad urge que se ponga una especial atención a ámbitos con un elevado índice de desprotección. ¿Vamos a votar por los mismos de siempre?
Muchas de las propagandas electorales –como la de un conocido diputado colorado– expresan que hay que votarlo para tener un Paraguay mejor, pero el reclamo que le hacen es: ¿Por qué desde el puesto que ocupa ya no hace lo que ahora está prometiendo?
Si seguimos votando por personas así, ¿qué tipo de país estamos pretendiendo tener?
Y al inicio hablé de una desprotección latente en la sociedad, específicamente, en casos de vulneración a niños y adolescentes.
Se habla mucho de que la educación es el principal motor del cambio para eso, pero pareciera que esa transición lo es a pasos de tortuga.
El caso de Anabel –la pequeña de 12 años que fue encontrada sin vida y con rastros de haber sido torturada– muestra una falla grande.
Ella vivía en un total estado de vulnerabilidad. Ya antes hubo dos denuncias de que habían abusado de ella. Ambas denuncias fueron hechas contra la misma persona. Fue supuestamente puesta a vivir con su abuela materna y luego con una conocida.
La pequeña no tenía a sus padres, porque ambos habían fallecido, y la realidad es que nunca se la protegió. Su cuerpito ya sin vida tenía heridas punzantes y cortantes, hundimiento del rostro y cráneo y rastros de abusos. Ella fue hallada al costado del cementerio del barrio Bernardino Caballero, de Caaguazú.
Justo en la zona de Caaguazú –meses atrás– hacíamos seguimiento a casos de abusos a varias pequeñas que residían en un asentamiento.
Se había identificado a un total de 12 niñas que eran víctimas de una red de prostitución. Las propias autoridades alertaron en ese entonces que faltaba un programa para trabajar con los asentamientos precarios, ya que muchas de sus madres ya contaban con antecedentes por abuso, proxenetismo o eran trabajadoras sexuales y llevaban a sus hijas consigo.
Y opino que necesitamos medidas urgentes para no seguir llorando más pequeños.
Mientras, las cifran de abusos se siguen disparando. Tan solo en el primer mes del año, el Ministerio de la Niñez registró 94 llamadas por este tipo de hechos. En algunos casos fueron los propios niños los que llamaron, alertando ser víctimas.
Los números del Ministerio Público también revelan un aumento de este tipo de casos, ya que de 8 denuncias que llegaron por día en el 2021, en el 2022 aumentó a 10 a 13 reportes diariamente.
El Plan de Acción País 2015-2030 revela algo importante: “El Sistema de Promoción y Protección de la Niñez, cuyo objetivo es prevenir y responder a vulneraciones tiene significativas debilidades administrativo-institucionales que limitan su funcionamiento”.
Esto lo dice porque cada instancia depende de las Gobernaciones, Municipalidades y, en ocasiones del Gobierno Central; y “esto hace que la mayoría de las situaciones de vulneración de derechos queden sin respuestas”.
Cambiar esa falta de respuestas es lo que necesitamos. Si vamos a votar, entonces votemos bien.