02 ago. 2025

¿Por qué no?

Por Moneco López

¿Por qué no terminan de cristalizar los deseos y proyectos del Gobierno?

Puede que los consejeros estén aconsejando mal, o los aconsejados entiendan todo al revés, deberíamos hacer que las ruedas del carro patrio rueden con eficiencia.

¿Por qué no?

El ministro de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), Ramón Jiménez Gaona, tiene toda la formación necesaria para desempeñarse brillantemente en su cartera. Pero las quejas suman mucho más que las obras.

La explicación más socorrida es que el Ministerio de Hacienda no libera los fondos. O si lo hace, no libera lo suficiente. Se debería hablar claro y hacer las cosas debidamente.

¿Por qué no?

El severo desprestigio del Poder Judicial se debe, mayormente, a los jueces que juegan en el medio campo (secuelas del Mundial) y no a los ministros del Corte.

¿Quiénes deberían tomar cartas en el asunto? Los del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, supongo. Pero sería pertinente que también los ministros se hagan sentir en ese terreno.

En lo relativo a la morosidad en los dictámenes de sentencias, con miles de presos que pasan las de Caín y las de Abel en las diversas cárceles del país sin tener sentencia, es necesario que los capos que están por encima de los jueces los emplacen y se regularice esa barbaridad.

¿Por qué no?

En el Ministerio de Salud Pública (MSP) se compró, algún tiempo atrás, un tremendo lote de medicamentos específicos para el mal de Parkinson, cuyo uso no es frecuente, terminando todo en la consabida pérdida de los medicamentos por caducidad.

Debería haber una comisión, con miembros intachables, encargada de autorizar las compras y no dejarlas al arbitrio del titular o de un jefe de compras.

¿Por qué no?

Un alto jefe policial, en plena interpelación de una comisión de la Cámara de Diputados, se quitó la camisa y desafió a un moquete al rollo.

Cuando otro policía, de rango inferior, quiso sujetarlo, el jefe lo mordió.

Antes de ocupar un cargo relevante, los uniformados en general deberían pasar por un severo examen psicológico.

¿Por qué no?