En la intimidad de la Última Cena, el Señor, que sabe que sus discípulos le abandonarán durante su pasión y muerte en la Cruz, les ofrece la promesa del envío del Espíritu Santo, el Abogado y Consolador.
Puede sorprendernos un poco la firmeza con la que Jesús les dice que conviene que se vaya, porque si no, no vendrá el Espíritu a ellos (cfr. v. 7). No sabemos muy bien si los apóstoles entenderían ese “irse” del Señor como algo definitivo, en clara referencia a su muerte o a la posterior Ascensión, pero en cualquier caso no les agradaría la idea de “perder” para siempre a su Maestro.
Como los apóstoles, también nosotros en ocasiones no entendemos el modo de actuar de Dios en nuestra vida, en la de los demás o incluso en el mundo y en la historia.
En esas ocasiones, podemos recordar la enseñanza de san Pablo: “Todas las cosas cooperan para el bien de los que aman a Dios, de los que son llamados según su designio” (Rm 8,28). Y es que lo mejor para sus discípulos en ese momento era que viniera el Paráclito.
En una homilía de la misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta, el papa Francisco manifestó que “.. No tenemos que acercarnos al diablo, ni hablar con él: Es ‘un derrotado’, pero peligroso, porque seduce y, como un perro rabioso y encadenado, muerde si le haces una caricia. Es la admonición del papa Francisco en su reflexión de esta mañana sobre la figura del diablo que no está muerto, sino que ya fue condenado, como dice el pasaje evangélico de hoy, tomado del Evangelio, según San Juan (16,5-11)”.
…“Podemos decir que está moribundo” – dijo el Papa – pero es, de todos modos, “un derrotado”. Y no es fácil convencerse de esto porque “el diablo es un seductor”, que “sabe qué palabras decirnos”, y “a nosotros –añadió Francisco– nos gusta ser seducidos”:
(Frases extractadas de https://opusdei.org/es-es/gospel/2022-05-24/ y https://www.vaticannews.va/es/papa-francisco/misa-santa-marta/2018-05/papa-en-santa-marta-no-dialogar-con-el-diablo-el-gran-mentiroso.html)