La ahora ex senadora liberal María Eugenia Bajac, quien fue imputada por la Fiscalía por el supuesto hecho punible de violación de vedas y cuarentenas sanitarias y tentativa de lesión grave, también fue denunciada por el uso indebido de influencias, ya que utilizó su cargo para asistir a un evento de carácter religioso y privado en Perú cuando ya había restricciones especiales por la pandemia del Covid-19, e incluso llegó a mentir y rendir cuentas por un viaje oficial a Guatemala que no llegó a realizar.
Por su irresponsabilidad en asistir a una sesión del Senado, cuando debía guardar cuarentena tras volver de su viaje, tuvo que ser clausurado el edificio del Congreso, ya que un examen médico posterior la confirmó como contagiada con el coronavirus. Un día antes de su expulsión fue confirmado otro caso en el Congreso.
La transmisión por internet de la primera sesión online, que duró alrededor de siete horas, contó con un seguimiento masivo e inusitado por parte de la ciudadanía, que no solamente se limitó a observar, sino que participó activamente, expresando sus críticas opiniones en las redes sociales acerca de la actitud de la senadora Bajac, como de los pocos legisladores que intentaron evitar su expulsión.
De este modo, Bajac ocupa el séptimo lugar de legisladores del actual periodo parlamentario que perdieron su banca por un escándalo. El primero fue el colorado cartista Óscar González Daher, quien en agosto de 2018 debió irse tras aparecer involucrado en el escándalo de los audios filtrados del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados (JEM), que revelaron tráfico de influencias con jueces y fiscales. Junto a él también debió renunciar Jorge Oviedo Matto, entonces senador de la Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (Unace), igualmente involucrado en el escándalo del JEM.
El diputado colorado José María Ibáñez, envuelto en un caso de corrupción, también debió marcharse, al igual que el senador colorado Víctor Bogado y el senador liberal Dionisio Amarilla. Un caso diferente tuvo el senador Paraguayo Cubas, sacado del cargo principalmente por sus excesos de conducta.
La reciente expulsión de Bajac es una muestra clara del hartazgo ciudadano ante la grave irresponsabilidad y los abusos, en un momento de gran sensibilidad y sufrimiento para la población.
Es un mensaje crítico que toda la clase política debe entender, especialmente los que siguen buscando dejar en la impunidad los casos de presunta corrupción, como los que actualmente se investigan en la Dinac o los que envuelven a varios otros legisladores, a los que se continúa protegiendo de manera cómplice para no enfrentar a la Justicia.
La sociedad paraguaya ya no está dispuesta a soportar los vicios de la vieja politiquería.