La escultura que fue instalada se trata de un hombre que abraza uno de los árboles de la plaza, con el torso pegado al tronco, las manos extendidas alrededor del árbol y el rostro, con una expresión de serenidad, recostado en la corteza de la planta. Según el autor, la intención de la obra es transmitir un mensaje de cuidado del medioambiente.
“Es el equilibrio que él encuentra con la naturaleza, con el medio en el que vive y consigo mismo”, la describe Céspedes al referir la idea por detrás de la obra, al tiempo de explicar que alude a la fuerza del hombre “que podría usarse para el mal y él decide usar para el bien, para proteger el medioambiente”.
El escultor comenta que la intención también es despertar la imaginación de los adultos y de los niños, principalmente de estos últimos, “para tratar de crear una conciencia, de ayudarles a ir despertando eso en su vida, en su día a día, en su forma de ser. Esa es la idea”.
intervención. Con esta ya son diez las esculturas que Diego instaló en la plaza Palma Loma: un mono, un búho, un gato, un águila, un flamenco y El Principito, personaje creado por el escritor francés Antoine de Saint-Exupéry, entre otras, pueden apreciarse en el lugar.
Luego de haberse encontrado con la plaza en buen estado, tras unos trabajos de hermoseamiento realizados en el lugar, Diego se sintió interpelado a contribuir, inspirado en la alegría que sintió al ver de esa manera el espacio donde pasó su infancia. Es así que al preguntarse de qué forma podría colaborar, reflexionó. “Qué mejor que lo hago, que lo que me gusta hacer, lo que me apasiona, mi trabajo, el arte que creo, el don que Dios me dio y que me sirve para colaborar y sumar algo lindo a mi comunidad”, pensó y entonces decidió intervenir el sitio con sus esculturas.
MÁS. La intervención no termina aquí. El escultor tiene la intención de instalar tres piezas más.
“Quiero hacer tres más”, comenta al citar que una se trata de un astronauta, inspirado en la fantasía infantil de los niños y por ser un pedido de su hija, que “estará flotando en el aire” y lo ubicará en el medio de la plaza. La otra será un Pinocho sentado en uno de los árboles, leyendo un libro. “La idea es incentivar a la lectura, tiene que ver con los cuentos y la imaginación”, explica.
La tercera reunirá a tres niños, dos nenes y una nena, que estarán haciendo volar una pandorga. “Un recordatorio de esa infancia que vivimos en otras generaciones y que hoy día prácticamente los niños no conocen”, manifiesta.
Una vez que las tres esculturas sean instaladas “ahí creo que ya voy a tranquilizarme”, expresa el escultor al agregar que se sentiría conforme, ya que “es casi imposible que llegues y no pilles, porque todas las piezas están bien visibles”, subraya, al tiempo de resaltar una entretenida dinámica para las personas que visiten la plaza Palma Loma: “Descubrís una y después vas buscando las otras”.
En ese sentido, alude a la satisfacción al compartir que para él “es un placer que a la gente le guste o ver que las criaturas se acercan, miran, que les llama la atención o que empiezan a buscar las esculturas, que encuentran. Eso no tiene precio”, destaca.
La obra Un hombre que abraza a un árbol se suma a las demás esculturas instaladas en la plaza Palma Loma, de la ciudad de Luque, como parte de la intervención llevada a cabo por el artista paraguayo Diego Céspedes.