Desde la organización cuestionan que se exija el fin de la violencia con actos vandálicos y violentos.
“No se puede normalizar la violencia como medio para exigir cambios. De ninguna manera se puede consentir ni tolerar que se profane un templo que, además, es monumento histórico del Paraguay, como es la Catedral de Asunción, primera diócesis del Río de la Plata, poniendo en peligro a las personas que acuden a ella pacíficamente”.
Solicitan a las autoridades nacionales que individualicen a los responsables de los hechos acaecidos el día 15 de agosto pasado en que, se describe, se dañó la Catedral e incluso se amenazó con quemarla. “Pedimos se investigue la incitación al odio que promueven públicamente grupos de personas que estimulan a sus seguidores en redes sociales a atacar edificios y centros de espiritualidad y oración”.
El comunicado señala además que es necesario aplicar a los culpables lo establecido en la Ley de Protección del Patrimonio Cultural, en su artículo 41, del Régimen de sanciones penales.
“Lo que está en juego en el discurso de odio, amenaza sistemática contra las personas de fe que acuden al templo a rezar y los actos vandálicos contra los bienes patrimoniales de la Iglesia es la misma libertad de culto y libertad religiosa garantizadas como derechos fundamentales en la Constitución Nacional. En la Declaración Universal de los Derechos Humanos indica: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. Este derecho incluye la libertad de manifestar su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”.