DELITOS ECONÓMICOS Y CRIMEN ORGANIZADO. El sector público actual esta inserto en delitos económicos tradicionales (contrabando de mercaderías, también las de comercialización expresamente prohibida, piratería, producción de documentos falsos, evasión tributaria, etc.) y en los de nueva data o sofisticados (precios de transferencia, lavado de dinero cruento, giros ilegales no solamente a paraísos fiscales sino también al terrorismo internacional, etc.) así como en crimen organizado (narcoterrorismo, secuestro, tortura y asesinato de las víctimas, en forma directa o por encargo, etc.). Si no se los pone freno ya mismo, pueden empeorar aún más. Ergo, no tiene sentido seguir tolerando este tipo de aumentazos en el PGN, que siguen siendo el síndrome más lacerante de esta deformación.
SUBCONTINENTE EN CRISIS. Sudamérica no esta regida ni legalmente ni institucionalmente como países industriales de economía de mercado (EEUU, UE, Japón, etc.) por sistemas jurídicos y económico-ecológicos coherentes. Además, es una de las zonas más desiguales del mundo, en términos sociales. Paraguay tampoco tiene políticas públicas orientadas hacia el desarrollo sostenible. Y el Poder Judicial es dependiente de los demás Poderes del Estado y de intereses creados. En esas condiciones, el vigente modelo de desarrollo económico dificulta la prosperidad compartida así como profundiza y amplía la desigualdad. La justicia social no hace gala de tal, la educación es pésima y la protección social escasa. Para peor INRI, nos hemos convertido en uno de los peores países depredadores de bosques del mundo! Pero, ojo, que el análisis debe ser integral y el enfoque diferenciado. No todo esta mal ni bien.
MAL Y BIEN. Estamos experimentando un Estado de Derecho maltrecho y una democracia incipiente. Pero gozamos de amplias libertades públicas (de reunión, de asociación, de prensa, etc.), sin prisioneros políticos, y en gran medida de mejores libertades económicas (aunque aún falta mejorar mucho en esto). Ostentamos fortaleza macroeconómica, aunque con una microeconomía abandonada a su suerte. Así las cosas, estamos lejos de ser un país en buen funcionamiento. Pero no pasamos por tiempos turbulentos como Bolivia, Chile, Colombia y Ecuador, ni por catástrofes como las de Venezuela ni por descalabros como los de Argentina. Y tenemos un promedio de crecimiento en la última década y media mejor que Brasil. Por otro lado, nuestra estabilidad monetaria ya es tradicional. Llevamos tres tercios de siglo manteniendo el nombre de nuestra moneda y sin haber anulado ni siquiera tan solo un 0.
EN RESUMEN. En algunos aspectos estamos mejor que nuestros países hermanos en el subcontinente; en otros igual de regular y en algunos otros peor que ellos. Depende del cristal... Finalmente, pero no por eso menos importante, nuestra deformación estructural y la indiferencia de nuestra ciudadanía dan escalofríos... todavía? Tenemos que deshacernos de delitos y criminalidades, acumulados en los niveles más encumbrados de la sociedad.