24 abr. 2024

Perón y sus días de exilio en el Paraguay

Hace 65 años, derrocado como presidente en la Argentina, Juan Domingo Perón se asiló en el Paraguay. Luego de un mes de estadía, se vio obligado a buscar otro destino. Un diálogo con el autor de un libro que aporta datos novedosos.

Antonio V. Pecci
Periodista y escritor


El presidente Juan Domingo Perón ya había estado en Asunción en visita oficial en la primera semana de octubre de 1953, invitado por el gobierno de Federico Chaves, con el cual mantenía muy buenas relaciones. Además de firmar un acuerdo económico, protagonizó varios actos públicos que le granjearon la simpatía popular, ya que era el primer mandatario argentino que evidenciaba un giro en cuanto al respeto al país y a su historia.

Luego de la fatídica revolución del 47, que destruyó el aparato productivo del país, provocó un exilio masivo y dejó sin recursos las arcas estatales, las autoridades argentinas proveyeron de harina, trigo y carne al país en condiciones muy favorables.

Al año siguiente, 1954, volvería para devolver los trofeos robados a nuestro país en la Guerra de la Triple Alianza, siendo agasajado por el nuevo inquilino del Palacio de López, el general Alfredo Stroessner.

Augusto Ocampos Caballero, periodista y diplomático, exploró a fondo esas circunstancias y vertió sus impresiones en el libro Perón. La cañonera y el derecho de asilo. Nacido en Villarrica, nuestro entrevistado desarrolló una intensa actividad profesional en diferentes medios de comunicación y en el campo diplomático cumplió misiones oficiales en varios países hasta su reciente jubilación. Es autor de libros, tales como Testimonios de un presidente, La conquista científica de Azara en el Paraguay, Misión de Solano López en Madrid, Rezar en Cuba, La historia común de Guaraníes, Caribes y Aruacos y el trabajo relativo al asilo del ex presidente argentino, publicado en 1995 y reeditado en el 2004.

—¿Cuándo llega el ex presidente a Paraguay y cómo es recibido aquí?

—El 20 de setiembre de 1955, el presidente Perón, sin aviso previo, fue a la Embajada paraguaya a solicitar asilo. El entonces embajador Juan Ramón Chaves lo llevó a su residencia y de ahí decidió conducirlo a la Cañonera Paraguay, por razones de seguridad. Finalmente, el 2 de octubre se produce la partida del ex presidente con destino al Paraguay, en el avión Catalina. Perón fue recibido por el ministro del Interior, Tomás Romero Pereira, y por el jefe de Policía, Mario Ortega.

Sin mucho protocolo ascendió a un automóvil Lincoln negro, con chapa del Ministerio del Interior, tomando asiento entre las dos autoridades. El numeroso público que aguardó a Perón, como la cantidad de periodistas que esperaban la gran nota, aguardaron en vano su llegada al aeropuerto. El avión Catalina había aterrizado en la aviación militar. Desde ese sitio fue trasladado a la residencia de Ricardo Gayol, un comerciante argentino. Una multitud aguardó el arribo de Perón al lugar de su nuevo alojamiento, en el tradicional barrio Las Mercedes.

—Durante su estadía, ¿qué actividades realizaba? ¿Cómo era su vida cotidiana?

—Realizó varias actividades en Asunción, recibió a dirigentes políticos y a amigos personales. El 10 de octubre de 1955, Perón cumplió 60 años, en Asunción. Estuvieron a saludarlo en su residencia delegaciones de la Escuela República Argentina, del Partido Colorado y aficionados del Club Cerro Porteño, quienes entonaron la canción del Club y la marcha peronista. Y recibió una medalla del club. Perón pareció rejuvenecer con estas demostraciones de simpatía. Estuvo realmente emocionado, no esperó una demostración semejante hacia su persona.

—La presencia del ex presidente generó tensiones con el Gobierno militar argentino. ¿Cuáles fueron sus efectos más importantes en las relaciones entre los dos países?

—El general Perón contestó un cuestionario del corresponsal de la United Press, Germán Chaves, al que se le dio amplia publicidad, despertando el interés mundial por su contenido. Estas declaraciones provocaron las reacciones del Gobierno argentino, que pidió poner fin al asilo y su expulsión del país. Además, el Gobierno argentino tomó medidas económicas que afectaron al Paraguay. Este hecho produjo la preocupación del Gobierno paraguayo, que busco una salida al caso.

Ante esta situación, Perón ofreció dar una solución con el propósito de superar el entredicho diplomático y envió una nota al canciller paraguayo Hipólito Sánchez Quell, que decía, a grandes rasgos, que estaba decidido a viajar a otro destino y que carecía de documentación argentina, y siendo ciudadano y general del Paraguay, solicitaba al canciller paraguayo el pasaporte a los efectos de viajar. El ministro, a través de una nota al general Perón, expresó que el Gobierno defendería el refugio territorial.

—¿Cómo y por qué Perón fue confinado a Villarrica? ¿Es cierto que había sufrido un atentado en la casa donde vivía en Asunción, sobre la calle Padre Cardozo?

—Las declaraciones que hiciera Perón al periodista paraguayo dieron motivo al Gobierno argentino para presionar y exigir su salida del país, y si fuera posible fuera del continente. De modo que Perón fue trasladado a Villarrica y alojado en la quinta del dirigente colorado Rigoberto Caballero. Él acostumbraba a dar un paseo en jeep por la ciudad y alguna vez se lo vio paseando en su motoneta.

Perón no sufrió ningún atentado estando en Asunción. En Villarrica se conoció un plan para secuestrarlo o asesinarlo. El plan consistía en el ingreso de un grupo comando y el operativo se ejecutaría en la casa donde residía el ex mandatario en Villarrica. El mismo Perón recordó que fueron detenidos ocho individuos rondando la residencia y luego se supo que serían agentes del almirante Isaac Rojas.

—¿Cómo se dio su salida país?

—Para la salida de Perón del país, el propio presidente Stroessner propuso que se preparara un avión Douglas DC3. El ex mandatario partió en la madrugada del 2 de noviembre de 1955. En el aeropuerto fue despedido por varios ministros del Gobierno paraguayo. La noche antes de su partida, Perón llegó a Asunción procedente de Villarrica para despedirse personalmente del presidente Stroessner. La máquina fue pilotada por el capitán Leo Nowak, el comandante del Catalina, que lo trajo a Perón desde la Cañonera Paraguay. El DC3 salió para el Brasil, con escala en Río, San Salvador, San Luis y Amapá. De ahí a Guayana Holandesa y Caracas. En Venezuela permaneció tres días y luego partió rumbo a Panamá. Punto final de esa etapa.

Perón utilizó el pasaporte diplomático paraguayo durante todo su exilio de 18 años. A su regreso, en 1973, fue ungido en las urnas nuevamente como presidente. En 1974 visitaba Asunción para firmar el Tratado de Yacyretá. Y ese año fallecía, dejando un legado político que le sobrevive.

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