La caravana de migrantes, en su mayoría hondureños, reemprendió en la madrugada de ayer su camino a Ciudad de México por una peligrosa ruta del este del país, que pasa por el estado de Veracruz, donde opera el crimen organizado.
Inicialmente, la caravana tenía programado salir del municipio de Juchitán, en el estado de Oaxaca, rumbo a la capital mexicana atravesando esa demarcación y la de Puebla, pero es peligroso hacerlo caminando. “La ruta que teníamos dispuesta la teníamos que recorrer con autobuses porque es muy larga, porque es muy angosta, porque implica peligrosidad”, explicó Gina Garibo, una de las voceras de la organización Pueblos Sin Frontera. Algunos empresarios habían puesto a disposición de la caravana 71 autobuses, pero en el último minuto 56 fueron retirados.
“El Gobierno federal estuvo presionando a varios empresarios para que no nos apoyen con medios de transporte, básicamente, nos están obligando a que sigamos caminando”, y haciéndolo así es más corto por el estado de Veracruz, añadió Garibo. Veracruz, de camino a la frontera con EEUU, tiene un altísimo riesgo de violencia a manos del crimen organizado.
Durante las primeras horas de ayer, algunos migrantes se molestaron al ver que retomaban la carretera por la que llegaron a Juchitán para dirigirse a Matías Romero Avendaño, en Oaxaca, lo que les demandará una caminata de unas 12 horas. AFP