Ellas estaban tiradas en un rincón oscuro de la casa o entre cachivaches del patio. Tenían como únicos compañeros al polvo, la lluvia, el viento, el frío y el calor. Como los dinosaurios sumergidos en alquitrán, en muchos hogares las bicicletas de antes iban rumbo a su final. Sin embargo, desde hace unos años hay personas que vieron en ellas esa magia que no muere. Y antes de encadenarlas al olvido definitivo, decidieron poner manos a la obra y pies en el pedal para renovarlas y acondicionarlas para que transiten de vuelta en las rutas y calles, como en sus mejores días de gloria.
El rescate
A Dominique Bernal (28) y otras personas les unen la música, el arte y la pasión por las bicicletas antiguas. “Empecé esto por una cuestión de herencia. Quería seguir los pasos de mi papá, que cuando comenzó a trabajar iba en una Phoenix aro 28. Cuando me independicé, en 2010, también busqué una parecida a la suya. Encontré una con el mismo número de aro”, cuenta Dominique al hablar sobre cómo se inició su amor hacia estas dos ruedas.
Phillips, Monark, las siempre vigentes Caloi, Hércules, Phoenix y otras marcas eran nombres que resultaban conocidos para Dominique –músico y profesor de inglés– y los cultores de estos clásicos en dos ruedas. Conversando con otra gente que gustaba de esta movida, se fue gestando la idea de formar un grupo.
La ocasión propicia apareció cuando en 2012 se realizó el primer encuentro de ciclistas, denominado Masa Crítica. El músico, que actualmente cuenta con 16 bicicletas antiguas, invitó a sus amigos Adrián Céspedes y Papu Carmona a sumarse al evento. Además, les prestó a cada uno el biciclo antiguo para asistir. “Cuando llegamos los tres, todos los demás se abrieron para darnos paso, como diciendo: ‘Denle lugar a las antiguas’”. Este fue el impulso definitivo para formar el grupo Bicicletas Antiguas del Paraguay (BAPY). Dos semanas después de esa salida, sus dos amigos ya tenían su propio modelo de aro 28.
El circuito
La iniciativa corrió rápido en unas semanas y recibió una gran respuesta a través del Facebook, en la fan page BAPY (Bicicletas Antiguas del Paraguay). Hasta el cierre de esta edición, se han sumado 1.033 amantes de estos vehículos. A partir de eso, también empezaron a organizar los paseos que se realizan generalmente domingo de por medio, y si se puede, cada domingo. Las salidas son anunciadas en la página y tienen como punto de partida el parque Ñu Guazú o el shopping ubicado sobre la avenida Aviadores del Chaco. El punto final es la lomitería de un miembro del grupo donde tienen un descuento, según comenta Dominique.
“Nos juntamos en esta zona (la de Ñu Guazú) porque es la que nos queda relativamente cerca a todos. La idea es hacer trayectos cortos. Son paseos de relax, de integración. Entendemos que las bicis antiguas tienden a tener desperfectos por los años de uso. Hacemos algo para disfrutar y divertirnos. Cada uno sale y muestra el bicho raro que posee, por así decirlo”, cuenta Bernal, comentando que si algunos de sus amigos no tiene una bicicleta para unirse, ellos se la prestan.
Decíme qué se siente
La sensación de conducir una bici de antes es completamente diferente, describe Dominique. “Cuando andás en una mountain bike, tu espalda está a 45 grados (más inclinada). En cambio, con una de estas se puede estar a 90 grados (erguido). Eso hace que te sientas más cómodo. Si recorrés un trayecto más largo, no sudás tanto. Entre nosotros hay gente que las utiliza todos los días y va uniformada a su trabajo”, menciona y agrega que en la capital del país se está gestando otro grupo que utiliza este tipo de biciclos.
Recuerdos de la niñez y la adolescencia pasan al lado de Luis Gaona (44) cuando está al mando del manubrio de su Phoenix. La afinidad de Luis hacia lo histórico no se queda solo en el pedal, sino que está presente en su trabajo diario: alquiler de autos antiguos. Con su hijo, comparte el gusto por las BAPYs. “Cuando con él salimos a dar unas vueltas, la gente nos toma fotos o se acerca para hablar con nosotros y compartir sus recuerdos”, cuenta Luis y comenta que su hijo y él hasta el momento tienen 10 bicicletas y se encuentran preparando dos más.
De Luque a Asunción
“Lo primero que me dicen es que estoy loca para andar en bici por Asunción”. Esta es la opinión que Laura Rodas recoge de la gente cuando cuenta el trayecto que realiza cada día a pedal. Su viaje dura una hora aproximadamente y abarca la distancia que separa su casa del Cuarto Barrio de Luque, el Museo de Bellas Artes (Eligio Ayala casi Constitución) y el Instituto Superior de Arte (Estrella casi O’leary, donde estudia). “A veces hasta llego más rápido en bici que en ómnibus”, confiesa orgullosa. Coincide con Luis en la comodidad de estas bicicletas y también en la lluvia de recuerdos que aparecen cuando sube a una. Es una experiencia que también comparte con personas, de paso. “A veces, cuando me quedo en los semáforos, los conductores me cuentan que su abuelo tenía una bicicleta igual a la mía. Otra gente también me habla de las bicicletas que tuvieron en otra época”.
¿Dónde voy a ir con mi bici? Esta es la pregunta que uno debe hacerse para saber qué tipo de bicicleta adquirir, señala Laura. “Depende de qué quieras hacer con tu bicicleta. Si querés usarla como medio de transporte o si buscás algo cómodo o llegar rápido. Depende de la necesidad de cada persona. Estéticamente, me gustan más las antiguas y me resultan más cómodas. Si estás dispuesto a bajarte en las subidas pesadas, comprate una de estas (antiguas). Pero si no, podés optar por la mountain bike”, recomienda.
Pieza a pieza
Como muchas de estas bicicletas dejaron de fabricarse hace tiempo, se presentan algunos contratiempos cuando alguien decide tenerlas. Resulta un trabajo detectivesco encontrar las piezas y accesorios de estos tesoros de antaño. Los miembros de BAPY, quienes primero se suman desde la fan page y luego a través del grupo del Whatsapp, forman un canal de comunicación para pasarse datos sobre las partes que uno busca. Ese piñón, asiento, manubrio o cualquier pieza puede estar en la casa de su vecino o en el rincón de una ignota bicicletería en cualquier parte del país.
“Conseguir el cuadro de una bicicleta antigua es más sencillo. Se pueden encontrar en las bicicletas de los barrios. Pero para encontrar algunos repuestos y accesorios es un poco más complicado. Cuando nosotros sabemos que un negocio trae lo que necesitamos, compramos todo de una para los miembros del grupo”, cuenta Dominique. Menciona también que se pasan los datos sobre los lugares donde pueden llevar a reparar sus vehículos a pedal.
Esta afición va más allá de un mero ejercicio o paseo. Al poner de nuevo de moda las bicicletas viejas, se rescata la historia compartida de un hogar, de una época que ya no volverá.
Un pedacito de aquellos tiempos de antaño. ¿Y usted, lector/a, se anima a sumarse con su familia a esta movida? De seguro, al hacerlo volverá a recorrer un tramo de su vida.
Texto: Carlos Elbo Morales / Fotos: Fernando Franceschelli.
Para siempre
Al igual que una bici clásica que traspasa los años, ellos van rumbo a un amor que perdure en el tiempo. Richard Ibarra y Amanda Chaparro fueron protagonistas de la primera bici-boda realizada en el país, el 21 de febrero.
Los novios llegaron montados en sus respectivos biciclos a la ceremonia, realizada en el templo de María Auxiliadora. Estuvieron acompañados por otros fanáticos del pedal que participaron con alegría del acontecimiento. Ya unidos en matrimonio, realizaron un recorrido por las calles de la ciudad, la Avenida Costanera y el barrio San Jerónimo, donde se realizó la fiesta.
Richard es propietario de Bicicleta Róga e impulsor de Bicicleta Verde y de los bici-tours para turistas desde su negocio. Amanda es odontóloga y fue precisamente en su consultorio donde se conocieron. Hoy comparten una vida juntos, como cadena y piñón.