Bolivia vivió un jueves lleno de incertidumbre, filas largas en las gasolineras y amenazas de protestas sociales tras el retiro de la subvención de los combustibles anunciado el miércoles por el presidente Rodrigo Paz, junto con otras medidas ante la crisis que vive el país en los últimos meses.
Las filas de vehículos en las estaciones de servicio se formaron desde la noche del miércoles, tan pronto Paz terminó de anunciar el decreto que levanta la subvención de combustibles como gasolinas y diésel, que en las últimas dos décadas se vendieron en precios subvencionados que rondaron los 0,53 dólares.
Las primeras reacciones contra la medida surgieron entre los sindicatos de transportistas, como el Transporte Libre de La Paz, cuyo dirigente Limbert Tancara sostuvo que los conductores están “muy dolidos” y “lastimados” por el Decreto 5503, que declaró la “emergencia económica y social en el país”.
Según Tancara, los choferes decidieron subir el costo del pasaje del transporte público, de 2,40 a 5 bolivianos (de USD 0,34 a 0,71) en tramos cortos y de 3 a 6,50 bolivianos (USD 0,43 a 0,93) en rutas largas.
Tancara aseguró que su sector coordina con otros sindicatos para “hacer una manifestación conjunta” en contra de la norma “que atenta” contra “sectores populares”.
En otras regiones, los transportistas anunciaron que analizarán las medidas gubernamentales, mientras que la Central Obrera Boliviana tendrá hoy un encuentro “de emergencia” para analizar acciones contra lo que consideró un “gasolinazo”. EFE