“Siria es un desastre, pero no es nuestro amigo, y Estados Unidos no debería tener nada que ver con ello. Ésta no es nuestra lucha. Dejemos que (la situación) se desarrolle. No nos involucremos”, escribió el futuro presidente estadounidense unos minutos antes de su reunión con el presidente francés, Emmanuel Macron, en el Palacio del Elíseo de París.
Antes de su regreso a la Casa Blanca, el 20 de enero, el republicano pareció lanzar una advertencia al actual presidente estadounidense Joe Biden contra toda voluntad de intervenir en Siria, a pesar de la ausencia de señales en ese sentido por parte de la administración demócrata.
Durante su primer mandato, Trump siempre afirmó que pondría fin a las guerras en las que su país participa, abogando por una línea más aislacionista.
En ese sentido, firmó un acuerdo con los talibanes para la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán.
Durante la campaña presidencial de este año dijo también que podría poner fin a las guerras de Ucrania y Gaza “rápidamente”.
Este sábado el magnate republicano fustigó el papel de Barack Obama en la situación en Siria.
“El presidente Obama se negó a cumplir su promesa de proteger la línea roja y se desató el infierno. Rusia tomó el control”, dijo.
En 2013, el conflicto entre el régimen de Bashar al Asad y los grupos rebeldes alcanzó un importante punto de inflexión cuando un ataque químico atribuido al gobierno en zonas rebeldes cercanas a Damasco mató a más de 1.400 personas, según Estados Unidos. AFP