“No permitiremos más migrantes en esa zona del Darién y cerramos una operación que comenzó en el año 2016 (...) me da mucha complacencia haber cumplido y haber cerrado el Darién, con lo que eso significa para la seguridad regional y panameña”, declaró Mulino durante su conferencia de prensa semanal.
Se trata, explicó el jefe de Estado, de los centros de Bajo Chiquito y Canaán Membrillo, donde las autoridades panameñas junto con cerca de una veintena de entes de Naciones Unidas y ONG atendían a los migrantes apenas salían de la peligrosa selva del Darién, la frontera natural con Colombia y que también da nombre a la provincia panameña.
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En las estaciones los migrantes recibían alimentación y servicios médicos, y se les tomaban datos biométricos. Las autoridades panameñas cifraron en más de 50 millones de dólares el costo de esa operación “humanitaria”.
“Hace un año teníamos 36.841 migrantes cruzando por Darién, hoy, marzo, llegamos a 112. Una disminución importantísima, que representa de entre el 97-98% de éxito por parte de las autoridades de Migración y el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), detalló Mulino.
La operación migratoria en el Darién comenzó en 2016, durante la primera crisis debido al paso ese año de 30.055 cubanos con rumbo a Estados Unidos, según el Servicio Nacional de Migración de Panamá.
Las cifras estallaron a partir de 2021 con 133.726 migrantes irregulares llegando a la provincia selvática panameña, 248.284 en 2022 y 520.000 en 2023.
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Cerraron los caminos de la selva
En 2024 el flujo cayó en 300.000 migrantes, lo que se atribuyó al cierre de caminos en la selva por parte del gobierno de Mulino y al temor por el endurecimiento de la política migratoria de EEUU si vencía Donald Trump en las elecciones, como finalmente ocurrió.
La crisis migratoria por el Darién de los últimos años la protagonizaron los venezolanos, que representaron más del 85% del flujo a través de la selva.
Las deportaciones masivas del nuevo gobierno de Trump están haciendo que los migrantes desistan de entrar a Estados Unidos. Muchos están volviendo desde México, donde habían permanecido meses intentado obtener una vía legal de ingreso a territorio estadounidense.
“El otro flujo, que viene del norte, comienza a subir. 961 personas, 94% venezolanos, ha comenzado a bajar del norte”, dijo Mulino este jueves refiriéndose, aparentemente, a cifras correspondientes a lo que va de marzo.
El pasado 7 de marzo, el ministro de Seguridad Pública, Frank Ábrego, dijo que hasta ese día y desde el 1 de enero habían ingresado a Panamá desde Costa Rica por pasos regulares unos 3.100 migrantes con dirección hacia el sur. Pero las autoridades creen que pueden ser muchos más, pues también están entrado por puntos ciegos de la frontera.
Fuente: EFE.