08 ago. 2025

Organizar y comunicar mejor los procesos de vacunación

La bochornosa situación que se vivió el martes en algunos sitios en que se procedió a inocular contra el Covid-19 a los adultos mayores, especialmente en el Hospital Materno Infantil de Trinidad, refuerza la necesidad de una mejor organización y comunicación de los procesos de vacunación por parte del Ministerio de Salud. Haber autorizado a vacunar a quienes aún no habían sido agendados fue un error, al generar inútilmente situaciones de caos y confusión, obligando a que los abuelos que sí tenían cita concertada tengan que esperar largas horas e incluso deban regresar al día siguiente. Si esto sucede con un número aún pequeño de personas, en la primera etapa de las vacunaciones, puede agravarse mucho más si no se impone una rigurosidad en los procedimientos. Urge encontrar un mecanismo más funcional.

Aunque es mínima la cantidad de vacunas contra el Covid-19 que el Gobierno ha podido obtener hasta ahora, el inicio de un nuevo proceso de inoculación de adultos mayores, a partir de los 75 años de edad, implica un avance importante, que produce alivio en la población y abre perspectivas de avanzar hacia la superación del momento más crítico de la pandemia.

Lamentablemente, esta nueva etapa del proceso tuvo nuevamente llamativas falencias, con las situaciones de caos y confusión que se generaron en algunos locales de vacunación, que implican aún mayores sacrificios para la población y generan más preocupación, debido a la incapacidad de las autoridades sanitarias de generar una mejor organización y comunicación al respecto.

El episodio más bochornoso ocurrió en el Hospital Materno Infantil del barrio Trinidad, de Asunción, habilitado como uno de los sitios de vacunación, tanto para quienes concurren en automóviles como quienes llegan a pie.

Aunque desde el principio se estableció que los ciudadanos de la franja etaria establecida debían registrarse primeramente en el sitio web vacunate.gov.py y esperar una comunicación de agendamiento en que se le citará en una fecha y hora determinadas, las autoridades cometieron el error de desconocer sus propias reglas y de proceder a vacunar igual a quienes estaban registrados, pero no habían sido aún agendados, provocando una aglomeración de abuelitos que concurrían a querer vacunarse, mientras que quienes poseían citas de agendamiento ya no podían ser recibidos debido a las largas colas de vehículos y personas.

Es grave que este tipo de desprolijidad se repita, sobre todo después de otros incidentes irregulares como el que sucedió semanas atrás en la ciudad de Presidente Franco, Alto Paraná, en donde vacunadores también procedieron a administrar la dosis a quienes aún no reunían los parámetros de edad requerida, provocando también enojosos escándalos. En este caso, al parecer hubo una alevosa manipulación en favor de los llamados “vacunados vip”, ya que se beneficiaron conocidos políticos y sus familiares, incluyendo a autoridades de una universidad privada que pertenece al actual gobernador de Alto Paraná, Roberto González Vaesken. Tras ese incidente, las autoridades de Salud deberían haber aprendido a ser más cuidadosas, pero lamentablemente eso no ha ocurrido.

También es notorio que el Gobierno, y en especial el Ministerio de Salud, viene fallando en la comunicación de los métodos de registro para obtener las vacunas. La extendida confusión que demuestran los sectores afectados reafirma que se debe insistir en una mejor campaña informativa al respecto.

Si esto sucede con un número aún pequeño de personas, en la primera etapa de las vacunaciones, puede agravarse mucho más si no se impone una mayor rigurosidad en los procedimientos.

En forma urgente el Gobierno debe encontrar un mecanismo más funcional para que el proceso de vacunación pueda ir avanzando de manera más masiva hacia los demás sectores ciudadanos, una vez que se disponga de más dosis. Han tenido un año para preparar el operativo vacunación, y sin embargo siguen improvisando.