El Paraguay se encuentra en plena etapa de bono demográfico.
Necesitamos más y mejores empleos para los jóvenes que año a año se integran al mercado. Pero, paralelamente, necesitamos mejorar la calidad de los existentes para garantizar que las personas adultas mantengan su autonomía económica hasta la edad del retiro y, en ese momento, que cuenten con ingresos provenientes de la seguridad social.
Cambiar la estructura productiva hacia una de mayor valor agregado exige un fuerte impulso a la educación teniendo en cuenta la baja cobertura actual de la educación media y los pocos años de estudio promedio con que cuenta la población ocupada.
También se necesitan mejores políticas agropecuarias e industriales, mayor apoyo a las mipymes, principales generadoras de empleo en el sector urbano.
Mejores servicios públicos e infraestructura son imprescindibles para mejorar el acceso a mercados, reducir costos y cumplir con los compromisos contractuales de las empresas.
Los cortes de energía y agua potable y la falta de caminos de todo tiempo limitan cualquier posibilidad de expansión de la actividad económica.
Para mejorar las políticas públicas es necesario cambiar la gestión pública haciéndola más eficiente y eficaz. Pero también es necesario ampliar las coberturas y ello necesita recursos. Así como está la estructura tributaria, no recauda de quienes se benefician con el crecimiento económico.
El país requiere un pacto fiscal para financiar las políticas públicas que permitan un crecimiento sostenible y de mayor efecto multiplicador.
Este pacto no será posible lograr sin un amplio consenso sobre los resultados que se esperan.
Necesitamos poner en el centro del debate el trabajo, no solo la cantidad, sino también la calidad.
Sin trabajos que a las personas les permitan contar con ingresos estables, acceso a seguridad social y educación continua será imposible pensar en avanzar hacia el desarrollo.
El gran desafío nacional debe ser generar buenos empleos para las personas adultas, pero sin una transformación productiva ello no será posible.
El Gobierno debe diseñar una estrategia que permita cambiar el modelo productivo al ritmo de las exigencias del cambio demográfico en Paraguay y de las demandas internacionales.
El mundo cambia y Paraguay también; sin embargo, estamos produciendo bajo condiciones que no favorecen a gran parte de los paraguayos y con alta dependencia de factores exógenos que no podemos controlar.
Este Gobierno tiene la oportunidad de dejar un legado aprovechando las buenas perspectivas del año 2020 y que este año no sea uno más, sino el inicio de un nuevo modelo de crecimiento, más inclusivo y menos volátil.