El ex presidente de la República y líder del principal movimiento político del Partido Colorado, Horacio Cartes, ha contribuido a este tempranero clima electoral, al afirmar en una entrevista que apoyaría la candidatura de Santiago Peña y de Pedro Alliana, dos de sus principales referentes de Honor Colorado, provocando que en las demás carpas políticas también se aceleren las definiciones de las precandidaturas presidenciales a destiempo.
En el movimiento oficialista Colorado Añetete, que lidera el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, ya se ha iniciado una abierta tarea proselitista del actual vicepresidente, Hugo Velázquez, que viene realizando reuniones proselitistas con dirigentes de base en el interior del país, con tanto entusiasmo que se ha olvidado de usar tapabocas y guardar la distancia física recomendada por el Ministerio de Salud ante la pandemia, habiendo terminado contagiado con el virus del Covid-19.
Otro de los firmes precandidatos oficialistas a la presidencia, el actual ministro de Obras Públicas y Comunicaciones, el pastor menonita Arnaldo Wiens, ha visto empañada su eventual candidatura por el escándalo del presunto sobrecosto y tráfico de influencias denunciado en torno a la denominada pasarela de oro o puente peatonal construido en Ñu Guasu, a un precio de 2 millones de dólares, cuando el presidente del Centro Paraguayo de Ingenieros, Amílcar Troche, asegura que una obra similar no costaría más de 500.000 dólares.
En filas de la oposición también se ha desatado una apurada carrera, con algunas gastadas figuras recicladas y otras nuevas. A los nombres del insistente titular del Partido Liberal Radical Auténtico, Efraín Alegre, se han sumado nombres en danza como los de José Luis Chilavert, Sebastián Villarejo y Kattya González.
Mientras eso ocurre, estallan los casos de corrupción que envuelven cada vez más al entorno del presidente Abdo Benítez y desde el sistema de Justicia se producen reiterados casos de blanqueo de personajes corruptos, a través de sentencias judiciales muy leves en emblemáticos casos judiciales o directamente con absoluciones que tienen un nauseabundo tufo de impunidad.
Igualmente, se incrementan las demandas sociales ante dramas antiguos y otros nuevos provocados por la crisis que originó la pandemia del coronavirus, pero las autoridades y los políticos, muy ocupados en la prematura carrera electoral, se desentienden totalmente de los casos.
Lo ideal sería que se preocupen y se ocupen primero de resolver las muchas cuestiones acuciantes que afligen a la población, para ganarse el reconocimiento de los electores en las urnas, pero aquí eso no parece importarles mucho. Es necesaria una mayor conciencia de la ciudadanía, que en una amplia proporción generalmente sigue votando a los mismos políticos de comprobada participación en hechos de corrupción y en actos que riñen con los principios democráticos.