20 abr. 2024

Obispo recomienda ampararse “en el amor de la gente que lo rodea”

Mensaje. Ricardo Valenzuela, obispo de Caacupé, pide buscar regocijo en los seres queridos.

Mensaje. Ricardo Valenzuela, obispo de Caacupé, pide buscar regocijo en los seres queridos.

Foto: Archivo ÚH.

Monseñor Ricardo Valenzuela, obispo de la Diócesis de Caacupé, emitió un mensaje especial para los fieles católicos y la población paraguaya, en general, en este momento de “gran preocupación por la salud y seguridad de la familia y de los seres queridos” ante la pandemia del coronavirus.

“Hay temor y, sobre todo, incertidumbre ante lo que pueda venir. Los contagios se multiplican y las defunciones aumentan. Todos nos sentimos obligados a cambiar nuestros planes, para adecuarnos a la realidad. Ahora, no faltan irresponsables que toman en broma la situación y no le dan la importancia que merece. Hay quienes difunden noticias falsas, que descontrolan y hacen mucho daño a la comunidad. Con la salud y la vida, no se juega”, advirtió en una carta enviada a ÚH.

Recordó que el papa Francisco, en una entrevista a un diario italiano, dijo: “He pedido al Señor que detuviera la epidemia: Señor, detenla con tu mano”, después de hacer una peregrinación en Roma.

“Durante esta cuarentena debemos redescubrir la realización de las pequeñas cosas, de las sencillas atenciones que hay que tener hacia quienes están cerca nuestro, parientes, amigos, vecinos. Creer que en las pequeñas cosas está nuestro tesoro”, indicó el prelado.

Refirió que en la actualidad muchas veces la comunicación es solo virtual, por lo que este escenario -de aislamiento social- “nos invita a descubrir una nueva cercanía, una relación concreta hecha de atención y paciencia”, aconsejó.

“A menudo las familias en casa comen juntas en un gran silencio no porque no haya una escucha mutua, sino por el hecho de que los padres ven la televisión mientras comen y sus hijos están con sus celulares. Parece que viven aislados unos de otros”, lanzó.

El obispo dijo que la Iglesia Católica pone todo su pensamiento en especial a los que cuidan y a las familias de los enfermos y, cuánto más, a los que han perdido a un ser querido, acompañándolos de todas las maneras posibles.

“Incluso para el que no le ha encontrado a Dios, quien no tiene el don de la fe, puede encontrar su camino allí, en las cosas buenas en las que cree: puede encontrar la fuerza en el amor a sus hijos, a su familia, a sus hermanos. Uno puede decir: No puedo rezar porque no creo. Pero al mismo tiempo, sin embargo, puede creer en el amor de la gente que le rodea y allí encontrar la esperanza”, postuló el pastor responsable de la capital espiritual del país.

Prueba. Monseñor Valenzuela sostiene que querer culpar a Dios por la pandemia, “como si el ser humano no fuera responsable” es creer que Dios es castigador y vengativo.

“Nada de eso. Dios está en todo, pero nos deja completa libertad. Sin él, no viviríamos. Pero nos hizo capaces de construir este mundo conforme nosotros deseamos, aunque nunca está ausente y lejano. Si queremos, podemos dejarnos guiar por su Palabra, y entonces las cosas marcharían mucho mejor. Pero si no le hacemos caso, si endiosamos el dinero, la ciencia, la tecnología, el progreso, el disfrute de todo sin ética, sin moral, sin principios trascendentes, nosotros mismos provocamos el caos”, remarcó.

Valenzuela destacó que “nunca como en este tiempo la Iglesia ha experimentado el poder de los santos, elevando al Señor los votos y oraciones, en particular el sacrificio de la Santa Misa, celebrada diariamente, incluso sin gente”.

“La Iglesia suplica al Señor que la humanidad sea liberada del Covid-19, invocando la intercesión de la Santísima Virgen María, Madre de Misericordia y Salud de los enfermos, y de su Esposo San José, bajo cuyo patrocinio la Iglesia siempre ha caminado por el mundo”, auguró.


No le echemos a Dios las culpas de las que nosotros somos responsables. Dios nos asiste y nos acompaña, porque es un buen Padre.

Incluso para el que no le ha encontrado a Dios (…) puede creer en el amor de la gente que le rodea y allí encontrar la esperanza.