Así lo advirtió Mons. Ricardo Valenzuela, obispo de Caacupé, durante la misa central en la Basílica Santuario, donde reflexionó sobre la necesidad de frenar y volver a lo esencial. “El hombre de hoy sufre porque ha perdido lo esencial y ha llegado a ser esclavo del propio trabajo”, expresó.
Inspirado en la lectura del Evangelio sobre Marta y María, Valenzuela destacó la importancia de recuperar una mirada más contemplativa de la vida. “Está a la escucha atenta de la palabra de Dios”, dijo al referirse a María como modelo de oración y serenidad. “Ese mirarlo todo desde el punto de vista de la eternidad, de lo que Dios quiere y pide”.
También describió la rutina diaria como fuente de agotamiento emocional y físico. “Esa vida moderna que llevamos nosotros, eso es lo que el hombre de hoy no es que elige, sino que sufre”, aseguró. Señaló que esto se refleja en el interior: “En el fondo, dentro nuestro, tenemos esa agitación”.
El obispo llamó a realizar pausas auténticas porque hace bien al ciudadano de este tiempo buscar un poco un descanso, y citó a Jesús: “Vayamos también nosotros a un lugar aparte a descansar”.
Añadió que la contemplación mejora incluso las relaciones familiares. “Le mira mejor y con más cariño y dulzura al esposo, a la esposa. Esta situación va a ayudar mucho también a la propia familia”.
Exhortó a vivir la fe en cada espacio de la vida diaria porque ahí tenemos que estar presentes, “hacer bien lo que nos corresponde, con paciencia. ¿Por qué? Y porque allí Dios nos espera cada día”.