24 abr. 2024

Nuevas formas de gestionar talentos

Gestionar talentos ha sido un desafío enorme porque la realidad es que hay poca gente capacitada en nuestro medio. Muchas personas hasta cuentan con títulos académicos, pero pocas son conocedoras en la práctica de lo que implica la profesión que ostentan. Durante el periodo del Covid-19, esto se ha vuelto aún más crítico. Para bajar costos, las empresas han desvinculado empleados, y usualmente terminan saliendo aquellos con los salarios más altos, coincidentemente eran los talentos calificados que tenían. En un pensamiento cortoplacista, estos representaban un alto costo ocioso.

El mundo intra-Covid ha cambiado violentamente aspectos de nuestra vida competitiva. Como ejemplo tomemos el concepto de acceso a la formación profesional. Antes existía el negocio presencial de los impresionantes congresos y costosos cursos en el extranjero. Las asociaciones industriales cobraban onerosas membresías por capacitaciones excepcionales para pocos altos jerarcas. ¡Esas barreras de entrada de altos costos y exclusividades desaparecieron! Los congresos y cursos pasaron a ser online, hasta grabados, donde por poco dinero todos pueden acceder a la sofisticada información desde sus computadores. Se democratizó y abarató notablemente el costo de acceso. Las barreras de entrada de la información relevante para los altos ejecutivos del Olimpo hoy las dispone la clase media corporativa. Estamos tapados de ofertas de eventos por Zoom, uno atrás del otro. Si tuviésemos que participar de forma presencial, sería imposible. La información del mundo entero, de lo más sofisticado, ya está a un clic de distancia. Una persona organizada y disciplinada puede ser autodidacta mejorándose impresionantemente. Nunca la sabiduría global estuvo al alcance de todos en forma instantánea.

Hoy el límite de una organización está dada por la suma de las neuronas disponibles con que cuenta. Su capacidad de aprender y mutar está determinada por los talentos que alberga. Su resiliencia para sobrevivir está en sus funcionarios más ambiciosos respecto a su formación personal. Más que nunca, la mejor arma competitiva es su gente capaz.

La empresa en el mundo digital tiene que hablar directamente con el mercado por varios canales. Las interacciones con los clientes se están acelerando con una velocidad exponencial. Dentro de las empresas se multiplican las oportunidades, la inteligencia artificial sustituye a la mano de obra no calificada y elimina los trabajos repetitivos. El futuro ya está disponible en las plataformas informáticas, por lo que el único y verdadero límite de la evolución es “la gente”. Son las personas que, por desconocimiento o mediocridad, literalmente sabotean las acciones de evolución. No hay forma de expresarlo con más contundencia: “La restricción pasa por el factor humano, pues la tecnología y los fierros pueden hacer muchísimo más”.

Como sociedad conservadora, en nuestra gestión de personal hemos valorado la lealtad por sobre la capacidad. La obediencia por sobre las ideas desafiantes expresadas con franqueza. La antigüedad por sobre la idoneidad. Es una concepción de gestión desfasada frente al mundo digital, donde cada uno se cultiva a sí mismo en medio de una inmensa oferta de educación al alcance de todos.

La pandemia ha dejado hasta a las empresas más organizadas lidiando selectivamente en formas nunca antes imaginadas. No queda capital disponible para hacer todo dentro de casa, entonces el camino son las “asociaciones colaborativas”. Este es el momento de fomentar que los conocimientos y la imaginación fluyan en la organización, de crear las condiciones para que las mejores ideas y capacidades de ejecución se manifiesten desde todas las mentes, sean de colaboradores, proveedores o clientes. Es tiempo de sumar competencias y capacidades, para poder ser ágiles en los inciertos tiempos que se vienen. Los talentos importan más que nunca.

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