La emisión de bonos soberanos en guaraníes alcanzó un monto total de G. 3.643.235.000.000, equivalentes a USD 500.000.000, y se realizó a una tasa relativamente buena (7,9%) considerando la coyuntura internacional y el promedio nacional, con un plazo de vencimiento de siete años. Adicionalmente, se emitieron bonos soberanos en dólares por un valor equivalente a USD 500.000.000.
Una emisión de este tipo, al diversificar instrumentos de deuda, contribuye a reducir algunos riesgos y vulnerabilidades derivadas de la inestabilidad del tipo de cambio. Sin embargo, no todo es positivo y lo que finalmente hay que evaluar es el saldo neto de las ventajas y desventajas, a modo de evaluar la gestión de manera integral sin invisibilizar otros problemas. La emisión en moneda local reduce el riesgo cambiario, pero este se reemplaza por el riesgo de refinanciación, ya que se reducen los plazos de vencimiento.
Esta discusión coyuntural e instrumental, además, debe enmarcarse en una de mayor profundidad que es la calidad del gasto y la persistencia de la necesidad de mayor endeudamiento para pagar deudas anteriores debido a los bajos retornos económicos de las inversiones realizadas con fondos de endeudamiento. El ejemplo más claro son las recaudaciones tributarias y la evolución del PIB, sin cambios sustantivos, a pesar del fuerte endeudamiento de la última década.
¿Para qué nos endeudamos? Dado el mal uso de los recursos públicos evidenciados en los casos de familias completas de parientes de políticos con altos salarios, sin capacidades y sin funciones específicas, la corrupción en las compras públicas, obras sin proyectos o sin valor por dinero y pocas acciones relevantes por parte de las autoridades para mejorar el uso de los fondos provenientes de la deuda.
Ninguna emisión por convenientes que sean sus características financieras podría ser considerada un éxito si finalmente va a ser dilapidada en detrimento de su ciudadanía que terminará pagando los costos con sus impuestos o con pésimos servicios públicos que poco le sirven para avanzar en su calidad de vida.
El caso de Perú es emblemático. La emisión de bonos a 100 años en soles fue un hito histórico en la vida económica del país, según sus autoridades, con los mismos argumentos que las nuestras: una demostración de la confianza generada a nivel internacional, tasas competitivas y razonables, estabilidad fiscal, crecimiento del PIB, entre otros. Hoy Perú tiene una deuda que llega al 2121; sin embargo, no parece ser un país que esté transitando hacia el desarrollo con la misma velocidad con la que se está endeudando.
El uso de los fondos que provienen del endeudamiento deben llenar los mismos requisitos de cualquier otro, como los impuestos, tasas, contribuciones, royalties y compensaciones. Las obras y servicios públicos que financian los recursos derivados de los bonos deben contar con beneficio público y la sociedad debe visualizarlos en mejoras de su calidad de vida. Sin embargo, si se revisan los indicadores sociales más sensibles a la vida de las personas, la mayoría de estos se han estancado, solo unos pocos muestran mejoras y otro grupo revela retrocesos.
El Ministerio de Economía y Finanzas debe tener como resultado de su gestión el desarrollo y bienestar de su población. En lugar de vanagloriarse de una acción instrumental para la gestión, debería buscar el mismo éxito en la calidad de vida de los paraguayos gracias al buen uso de esos recursos.