Por Sarah Ortíz y Elías Piris
Con revoloteos de cabelleras, las voces guturales del guitarrista Mark Jansen y el baterista Ariën van Weesenbeek y un despliegue de efectos especiales, que incluyeron desde juego de luces hasta efectos de humo, Epica dejó un precedente de cómo ofrecer excelentes conciertos en nuestro país en un ambiente íntimo y bien cerca de la gente.
Con gran clima de expectación en el teatro del Banco Central del Paraguay (BCP) cerca de 1.000 personas vieron ingresar al escenario a Muireadach, la agrupación encargada de ambientar el lugar antes de dar paso al show principal.
La banda paraguaya una vez más dejó en alto la bandera del metal hecho en casa, con un show breve, pero contundente que fue una excelente previa para calentar los motores de una noche que apuntaba a estar cargada de emociones.
Luego llegó el momento que todos esperaban: Por fin la agrupación holandesa -que combina a la perfección la agresividad y estridencia del metal con la sutileza de la música clásica- subió al escenario.
Desde el primer momento en que los seis integrantes de Epica pisaron el escenario del teatro del Banco Central pudo percibirse esa energía arrolladora e indescriptible que siguió desde el principio al fin.
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Simone Simons y sus compañeros de banda se divertían sobre la tarima interpretando <em>Karma</em> y <em>Monopoly on truth</em>, entre sus primeros temas, y como niños felices se alimentaban de los gritos de los cientos de fanáticos que colmaron un sitio que en momentos parecía quedar pequeño.
Un punto destacable fue la elección del lugar para el evento: La acústica del teatro colaboró para que el sonido fuera impecable. En una noche nublada, donde muchos pensaron que el mal tiempo volvería a jugar una mala pasada al rock, todo salió a pedir de boca.
Impecable Epica, la puesta en escena, la reacción del público e imponentes los riffs del guitarrista Mark Jansen, que se combinaban con los golpes precisos de la batería de Ariën van Weesenbeek.
Con las líneas de bajo contundentes se combinaban la voz mezzosoprano de Simons y el teclado de Coen Janssen, que aportaba el condimento de equilibrio a esa combinación explosiva disfrutada por el público metalero paraguayo que esperaba un show de esta naturaleza.
El tecladista descendió del escenario del BCP para estar en contacto con los presentes ubicados en las primeras filas, y al volver a subir, colocó la infaltable bandera paraguaya en su teclado.
<em>Cry Of The Moon</em> , consagrado himno de la banda fue presentado por Simone Simons de la siguiente manera: “No estoy para hablar toda la noche, mejor toquemos música, rohayhu Paraguay”. El final del tema se destacó por el potente solo de batería de Van Weesenbeek.
<em>Storm the Sorrow</em>, fue cantada desde el alma por una Simone que se conectó con el público y que emocionada prometió volver pronto a nuestro país al sentir tanta buena energía.
La cantante, que a esa altura se robó el show y suspiros del público masculino al destilar sensualidad y carisma, aprovechó para recordar que la banda lleva diez años en la escena musical y celebró este hecho en Paraguay.
"¿Están listos para festejar?” preguntó ante la respuesta positiva del auditorio que era suyo y de todos al mismo tiempo.
<em>The Obssesive devotion</em> fue el tema encargado de dar calor a la noche, con una extrovertida Simons que sin tapujos bailó provocando el disfrute de los espectadores.
Coen Janssen llenó de elogios a nuestro país, y siguiendo el manual de conquista a los paraguayos exclamó leyendo en una hoja de papel “Mba’eichapa” con el consiguiente grito de furor. “No sé lo que dije, perdón”, acotó seguidamente desatando carcajadas de varios de los presentes.
Luego de eso, el sello distintivo de un concierto bien logrado: El clásico <em>encore</em>, para que el público pida a gritos el regreso de sus ídolos. “Otra....otra” fue el pedido, acompañado de “Epica, Epica”.
“Entonces Asunción, ¿Una más?, Claro que vamos a tocar una más, prendan las luces de sus teléfonos celulares porque está prohibido fumar aquí”, dijo Coen Janssen.
Siguió una poderosa balada, preludio a la furiosa descarga de riffs y distorsiones que marcaban la última canción y broche de oro de la noche que tuvo su particularidad: personas de la multitud se abalanzaron queriendo tener algún tipo de contacto con los integrantes de Epica, hecho anecdótico si los hay.
La misma cantante de la agrupación manifestó desde su cuenta de twitter que la asustaron un poco al final del show pero que Paraguay le pareció increíble.
<blockquote class="twitter-tweet” lang="es"><p>Paraguay you are amazing! You guys did scare me a little at the end of the show ;)</p>— Simone Simons (@SimoneSimons) <a href="https://twitter.com/SimoneSimons/status/253722928561127425" data-datetime="2012-10-04T05:07:14+00:00">octubre 4, 2012</a></blockquote>
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Cabe resaltar que otra de las gratas sorpresas para los presentes, fue la presencia en escenario de la mezzosoprano con la camiseta albirroja.
Poco después de las 23:00, Epica se despidió de todos, agradeció a los que junto con ellos disfrutaron de su presentación y así terminó una noche de ensueño, romántica, fugaz e intensa entre los cinco holandeses y Paraguay.